¿Qué perdemos con los incendios forestales?

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Jorge Rodríguez Mar 11, Abr 2023

Los incendios forestales son mucho más mortíferos de lo que imaginamos. Cuando leemos acerca de un incendio, o miramos un video, es casi imposible comprender el alcance del daño que estos eventos tienen para la vida del planeta, incluyendo la de los seres humanos.

Debido a su posición geográfica, el clima de Guatemala se caracteriza en dos: la temporada seca y la temporada lluviosa. La primera inicia en noviembre y culmina en abril, y la segunda da inicio en mayo y finaliza en octubre. Es al inicio de cada temporada seca que las instituciones del país encargadas de la protección del patrimonio natural guatemalteco (CONAP, INAB, CONRED, cuerpos de policía, bomberos, etc.) elaboran planes de acción para enfrentar los posibles siniestros que se puedan presentar debido a las condiciones climáticas.

De acuerdo a un boletín publicado en abril de 2022 por el Instituto Nacional de Bosques (INAB), los meses más críticos son entre febrero y mayo, debido a que la temperatura en el ambiente aumenta considerablemente, así como las probabilidades de que se generen más incendios forestales.

En el mismo documento declaran que la gran mayoría de los siniestros en el país son provocados por manos humanas. “En Guatemala el 99% de los incendios forestales son provocados por actividades humanas (causas antropogénicas); de este gran porcentaje el 48% son provocados intencionalmente y el resto de ellos son producto de la irresponsabilidad y negligencia de las personas al momento de implementar actividades como: quemas agrícolas, quemas de pastos, quemas de basura, extracción de miel y caza furtiva”.

En lo que va de temporada 2022-2023, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), reportó que para marzo se habían registrado 226 incendios (168 forestales y 58 no forestales) en el territorio nacional. Para el 10 de abril, en un informe que aún no ha sido publicado en su sitio web, el número aumentó hasta los 479 siniestros (383 forestales y 96 no forestales), lo que se traduce en la pérdida de 3,586 hectáreas (ha) de bosque en todo el país.

De los 22 departamentos de Guatemala, solamente en Izabal no se ha registrado ningún incendio, mientras que Quiché (65), Huehuetenango (57) y Petén (55) son los lugares con mayor cantidad de siniestros. Quiché es el sitio en donde más hectáreas de bosque se han consumido con 1563 ha, seguido de Huehuetenango (563 ha) y Sololá (166 ha).

Durante la temporada 2022-2023, en Guatemala se registran 383 incendios forestales que provocaron la pérdida de 3,586 hectáreas de bosque. Foto: Archivo

¿Cuál es el verdadero impacto de un incendio forestal?

Evidentemente, el mayor impacto que provoca un incendio es el de la pérdida de cobertura forestal, pero no es lo único. David Contreras, técnico forestal de la Dirección de Manejo Forestal y Vida Silvestre del Concejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), comentó que existen otros impactos mucho más profundos y que afectan a toda la vida en el planeta, incluyendo a los seres humanos.

“Normalmente lo primero que perdemos son los árboles y la fauna, lo que tiene un impacto en la vida de los pobladores”, dijo Contreras. Añadió que los ecosistemas que se pierden, son de gran importancia para las poblaciones humanas, debido a los servicios ecosistémicos (captación de agua, madera, captura de dióxido de carbono, oxígeno, etc.) que prestan.

Pero no solo eso, de acuerdo al documento Incendios forestales: principales consecuencias económicas y ambientales en Chile,  a la destrucción de la cobertura forestal y la muerte de aves, mamíferos y reptiles, los incendios también provocan la pérdida de suelo fértil, lo que se traduce en pérdidas socioeconómicas, ya que provocan la escasez de alimentos, la pérdida de medios de vida y eleva el riesgo de crisis alimentarias en el país.

Asociado a la pérdida de calidad de suelo, también se generan otros problemas como el avance de la erosión, desaparición de ecosistemas, aumento en las emisiones de CO2 a la atmosfera y desertificación, entre otras.

El humo de los incendios también genera serios daños  a la salud pública. El humo puede lastimar los ojos, irritar el aparato respiratorio y agravar las enfermedades cardiacas y pulmonares crónicas. También hay que contabilizar otros impactos como el daño a la propiedad pública y privada, la paralización de procesos productivos y la disminución de fuentes de trabajo, entre otros.

Según una publicación hecha por CONAP, las zonas naturales afectadas por un incendio se toman entre 15 a 50 años en recuperarse, dependiendo de las especies y otros factores ecológicos y climáticos. “Se pierden ecosistemas y biodiversidad, perdemos las cadenas tróficas de animales que componen estos ecosistemas. Se va degradando el recurso hidríco debido a la erosión y degradación del suelo debido a los incendios”, comentó Contreras.

En Guatemala existen varias iniciativas de investigación relacionadas con la biodiversidad del país, pero que se conocen poco a nivel del público en general. Foto: Jorge Rodriguez/Viatori

¿Cómo ayudar a reducir el número de incendios forestales?

Para la gran mayoría de la población, particularmente aquella que habita las zonas urbanas, los incendios forestales son incidentes que ocurren en áreas alejadas, por lo que es fácil asumir que el impacto es mínimo. Pero la pérdida de hábitats y biodiversidad tienen un impacto profundo en nuestras vidas.

Aumento en las emisiones de CO2, aceleración del cambio climático, reducción de acceso a agua potable y aire fresco, enfermedades y conflictos sociales ante la escasez de recursos, son algunas de las consecuencias a las que nos enfrentamos si la raza humana no actúa para hacer algo al respecto.

“La participación ciudadana es importante para revertir los daños ambientales que vivimos en la actualidad”, resaltó Contreras. Para el experto forestal, una de las claves es que las personas participen activamente en actividades que promueven la consecución de conocimientos relacionados con el correcto manejo de los recursos naturales.

Desde hace algunos años, en Guatemala se promueve la ciencia ciudadana, que son actividades en las que cualquier persona sin ningún conocimiento científico puede formar parte de procesos de monitoreo y recopilación de datos, que luego son utilizados por investigadores y expertos para la formulación de estrategias para el correcto manejo del medio ambiente.

Existen iniciativas como los clubes de observadores de aves, los conteos navideños de murciélagos y aves migratorias y el Global Big Day. Además, desde CONAP se promueve el uso de la plataforma digital iNaturalist, que es una iniciativa que incentiva a toda la población de cualquier edad a explorar “la naturaleza en sus vecindarios, parques naturales, jardines y ciudades para encontrar y documentar la vida silvestre”.

En el caso de los incendios forestales, Contreras comentó que desde CONAP se realizan “acciones de presupresión”, es decir “actividades previo al inicio de la temporada de incendios forestales, dentro de los que se cuentan el mantenimiento de las rondas cortafuegos y de caminos en las áreas boscosas, así como todo el tema de comunicación y sensibilización en las comunidades”.

Es en esta etapa en la que el técnico forestal invitó a todas las personas a acercarse a las sedes regionales de CONAP, INAB y CONRED para poder capacitarse como voluntarios en caso sea necesaria la participación ciudadana en actividades de supresión de fuegos.

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