Los conteos navideños de aves son actividades que promueven la participación ciudadana y la conservación de los ecosistemas y la vida silvestre, mediante la tradición de salir a contar aves. Familias, estudiantes, observadores de aves y científicos participan voluntariamente en esta actividad.
Cada uno de los participantes hace una enorme contribución, ya que Audubon y otras iniciativas como eBird utilizan los datos recopilados durante estos conteos, para evaluar la salud de las poblaciones de aves y apoyar proyectos de conservación en diferentes países del planeta.
Esta tradición tuvo unos inicios nada amigables con las aves. Antes de la llegada del siglo XX, en diferentes regiones del norte de Estados Unidos, existía una tradición de salir a cazar aves previo a la celebración de la navidad. Conocida como Christmas Side hunt, el objetivo era cazar la mayoría de aves posibles. Y aunque entonces la idea de conservación de las especies no existía como la conocemos ahora, sí que existía preocupación de parte de científicos, por la reducción poblacional de diferentes especies.
En vista de esto, ya en el año 1900, el ornitólogo Frank Chapman, propuso una nueva tradición para las fiestas: un censo navideño de aves, que pasó a conocerse como Christmas Bird Count, donde se contarían las aves en lugar de cazarlas. En su primera edición participaron 27 observadores de aves dedicados en 25 círculos de conteos que van desde Toronto, Ontario, hasta Pacific Grove, California, y se registraron un total de 90 especies entre todos. A partir de entonces, esta tradición se ha extendido en todo el continente americano, incluyendo Guatemala, y se realiza todos los años entre el 14 de diciembre y el 5 de enero.
Durante más de un siglo, los investigadores norteamericanos han podido recopilar datos de suma importancia para la conservación de todas las especies de aves. Con el paso de las décadas, y con la popularización de la observación de aves, los conteos se empezaron a realizar fuera de Estados Unidos. En Guatemala, por ejemplo, el primer conteo navideño se realizó en el Parque Nacional Tikal el 2006, seguido por el Volcán Atitlán el 2007, que hasta la fecha es el que lleva 13 años continuos.
Desde entonces, en el país se llevan a cabo en varios lugares, como la Estación Biológica Las Guacamayas en Petén organizado por WCS y Asociación BALAM; el Corredor Biológico del Quetzal, en Baja Verapaz y Cobán en Alta verapaz, los dos organizados por el Club de pajareros de las Verapaces; los conteos en la Reserva de Uso Múltiple Cuenca del Lago Atitlán (RUMCLA, el primero en el área de Utatlán-Sololá y el otro en el área de Semetabaj-Tecpán organizados por BirdZone Atitlán. El del Volcán de Pacaya inició en el 2018 y lo organiza el Club de Aves Urbanas, con el apoyo de Guatepassport Birding Club.
La finalidad es generar información para conocer el estado de las poblaciones de aves en todo el continente americano. Audubon y otras iniciativas como eBird utilizan los datos recopilados para evaluar la salud de las poblaciones de aves y apoyar proyectos de conservación.
Además, es una actividad que promueve el amor por la aves, la ciencia ciudadana y el interés por la conservación.
Por mucho tiempo solo los científicos generaban información sobre la biodiversidad en Guatemala, en cambio en otros países la ciencia ciudadana tiene años de colaborar con los científicos. Es por ello que estas actividades, donde los ciudadanos pueden contribuir voluntariamente a generar información que se puede usar para la conservación, son de mucho valor.
Por ejemplo, en conteos pasados en el Volcán de Pacaya, se han podido realizar nuevos registros de especies poco comunes, como el burrowing owl y el chipe rosado, que ya han sido registrados en este parque nacional. Esto también puede darle un valor agregado a los sitios para generar interés y atraer turismo. Cómo pasó con finca el Amate gracias a la aparición del burrowing owl.
Los datos obtenidos de estas actividades pueden ser utilizadas por las municipalidades, Gobierno, el Consejo de Áreas Protegidas CONAP, co-administradores de áreas protegidas para plantear mejores estrategias para conservar los hábitats no solo de las aves sino de toda la fauna y flora de los sitios.
Además esta actividades es para todas las edades, cualquier nivel de experiencia en identificación de aves y se realiza en muchos lugares de Guatemala, lo cual hace que se promueva la conservación de las aves y sus hábitats.