Los nuevos cuatro jínetes apocalípticos tienen orígenes climáticos

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Matt Palmer/Unsplash Mar 2, Ago 2022

La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS), publicó el estudio «El final del clima: explorando escenarios catastróficos por el cambio climático«, en el que se estima que los nuevos cuatro jínetes del apocalipsis que anuncian el fin de la humanidad serán: la hambruna, clima extremo, conflictos políticos y enfermedades transmitidas por vectores.

Esto suena terrible, especialmente para los intereses de la humanidad, pero, según los científicos autores del estudio, según las evidencias con las que se cuentan actualmente, es probable que el cambio climático pueda ser el detonante de la extinción de la especie humana.

«Hay amplias razones para sospechar que el cambio climático podría resultar en una catástrofe global. Analizar los mecanismos de estas consecuencias extremas podría ayudar a impulsar la acción, mejorar la resiliencia e informar las políticas, incluidas las respuestas de emergencia», dice el documento.

No es fácil contradecir a los científicos cuando la pandemia, los incendios forestales, la potencia de fenómenos atmosféricos como tormentas y huracanes y el ritmo al que desaparecen ecosistemas y especies silvestres son solo algunos ejemplos del impacto que las actividades humanas tienen sobre el planeta, lo que, de no cambiar, podría significar la extinción de nuestra especie.

Las actividades humanas están cambiando el clima global a un ritmo nunca antes visto. Foto: Marke Piwnicki/Unsplash

El aumento de la temperatura es clave

Durante los últimos 30 años, la humanidad ha hecho compromisos para reducir los gases de efecto invernadero (GEI), y detener el aumento del clima global. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera del planeta sigue en aumento.

Según estimaciones, si se continúa con el ritmo de emisiones actuales, para 2100 la Tierra experimentaría un aumento de la temperatura de entre 2,1°C y 3,9°C. Por el contrario, si todos los países y gobiernos lograran las metas definidas para el año 2030, el calentamiento global estaría entre 1,9 °C a 3,0 °C para 2100. Por mucho optimismo que se pueda expresar, el hecho es que «no se han sostenido temperaturas de más de 2 °C por encima de los valores preindustriales en la superficie de la Tierra desde antes de la época del Pleistoceno (o hace más de 2,6 millones de años)», según el informe.

De acuerdo con los autores del documento, se estima que»incluso si las emisiones antropogénicas de GEI comienzan a disminuir pronto, esto no descarta altas concentraciones futuras de GEI o un cambio climático extremo, particularmente más allá de 2100″. Esto se debe a que los actuales modelos no toman en consideración otras fuentes liberadoras de CO2. Los ejemplos incluyen el deshielo del permafrost del Ártico que libera metano y CO2, la pérdida de carbono debido a intensas sequías e incendios en el Amazonas y la aparente desaceleración de las retroalimentaciones amortiguadoras, como la capacidad natural de sumidero de carbono.

Las estimaciones más optimistas y realistas que existen en la actualidad, hablan de un aumento, a finales de siglo, de entre un 2,4°C hasta un catastrófico 4,5°C. Sin embargo, existen otras probabilidades que muestran escenarios de un aumento de hasta 8°C, algo de lo que casi ningún ser vivo actual podría superar.

Los escenarios futuros, de continuar el ritmo de emisiones actuales, no es esperanzador para la humanidad. Foto: Fiona Smallwood/Unsplash

Las catastrofes climáticas

La historia, aunque no sea un factor determinante para las generaciones actuales, juega un rol importante al momento de imaginar los posibles escenarios a partir del calentamiento global. El clima ha desempeñado un papel clave en el colapso de numerosas sociedades antiguas, así como en cada uno de los cinco eventos de extinción masiva en la historia del planeta. Esto último es altamente preocupante, porque de continuar con el ritmo actual de emisiones, para finales de siglo, la temperatura global podría «superar los umbrales que desencadenaron extinciones masivas anteriores».

El problema para la humanidad con esto, es que el inicio de las sociedades se produjo gracias a condiciones climáticas favorables, en un momento particular de la historia del planeta, hace unos 12,000 años. Sobrepasar esos umbrales, podría mostrar la incapacidad de la humanidad para adaptarse a nuevas condiciones climáticas.

El clima extremo, a su vez podría desencadenar otra serie de riesgos que ya hemos vivido en los últimos años: conflictos internacionales, propagación de enfermedades contagiosas, crisis económicas, escasez de agua e inseguridad alimentaria. Todo esto en su conjunto podría provocar «fallas en los sistemas que desmoronan sociedades en todo el mundo».

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La actual crisis climática podría desencadenar un holocausto nuclear. Foto: Ilja Nediko/Unsplash

Por último, el mayor desastre del que la humanidad podría nunca recuperarse es una crisis nuclear. Todo lo mencionado hasta ahora, podría llevar a las potencias actuales a un estado de desgaste, en el que la única salida sea el holocausto nuclear, un escenario definitivo para la vida como la conocemos en la actualidad.

La pregunta que surge ante todas terribles probabilidades es ¿la humanidad tendrá tiempo de revertir la situación con los modelos de consumo actuales?

 

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