La lancha rebotaba sobre la extensión del mar azul de manera violenta. Subía por una ola para luego dejarse caer con todo su peso sobre la superficie, para elevarse de nuevo sobre otra ola. No es lo mismo navegar en un lago o en una costa con rompeolas, que en mar abierto.
Los representantes del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) nos lo habían advertido durante toda la semana: «sí no quieren sufrir mareos en alta mar, deben de tomar una pastilla para el mareo una media hora antes de abordar». Sinceramente me sentí muy aliviado de haberlo hecho, pues todo estuvo bien a pesar de los movimientos de la lancha.
El viaje que realizamos a las costas del Puerto de San José, en Escuintla, fue para darnos a conocer un reglamento de avistamiento de fauna marina en el Océano Pacífico, creado por CONAP, tanto para proteger la vida marina como a los turistas que deseen vivir esta experiencia.
Los capitanes de las lanchas en las que navegamos son veteranos hombres de mar. Ellos no sólo se dedican al turismo sino también son pescadores para llevar alimentos a sus hogares. Conocen bien su oficio y saben de la importancia de cuidar y preservar el océano y la fauna que habita en él. Fueron quienes nos dieron las indicaciones para poder avistar vida marina.
El capitán Marco Antonio Marroquin, conocido como Tono, enfiló la embarcación hacia la salida del rompeolas de la Marina Puerto Quetzal, y de inmediato se sintió el cambio en la marea. Siguiendo su instinto, se dirigió hacia el este, buscando alguna señal de algún animal marino.
No tardamos mucho en ver algo. Saltando a lo lejos se perfilaron dos aletas negras que saltaban entre las olas: “son delfines” dijo Tono, que intentó seguirlos pero estos se sumergieron casi de inmediato. Continuando con nuestra búsqueda, el capitán enfiló hacia el oeste. Al cabo de algunos minutos, volvió a gritar “¡¡¡una tortuga!!!”. Una cabecita y un caparazón se asomaron a la superficie, pero el susto que se llevó la pobre tortuga al ver la lancha hizo que esta se sumergiera rápidamente.
En sus disposiciones generales, el Reglamento para la Observación de Cetáceos en Aguas Guatemaltecas en Actividades Turísticas y Recreativas, dicta todos los lineamientos y procedimientos que los turistas y guías de turismo deben de seguir para realizar la observación de vida marina.
Algunas de las especies de cetáceos que se pueden observar son los delfines, las ballenas jorobadas, las falsas orcas, los cachalotes enanos y el rorcual tropical. También se pueden observar tortugas marinas.
Después de haber visto a la solitaria tortuga, nos topamos con una lancha de pescadores con tres hombres de mar, un capitán, que descansaba frente al timón, y dos marinos que pescaban con varios anzuelos.
Mientras Tono les preguntaba si habrían logrado divisar algún cetáceo o ballenas, dos de ellos extraían pargos y jaibas. Hasta vimos una serpiente marina que se retorcía violentamente en el anzuelo.
Dejamos a los pescadores en su oficio, y esta vez el capitán enfiló mar adentro, dirigiéndose más al sur. Habría pasado una media hora en nuestra navegación, cuando Tono gritó emocionado: “¡¡¡Ahí van unas!!!”. A lo lejos se divisaba la cola de la ballena jorobada saliendo del mar para luego hacer un splash inmenso. “Es una cría con su mamá” dijo Tono, que navegaba a toda velocidad hacia ellas.
Una de las reglas que promueve CONAP es la de mantenerse cerca de las ballenas un máximo de 25 minutos. Esto es para evitar que estas se estresen y puedan tener algún comportamiento hacia las embarcaciones. Durante breves momentos tuvimos la oportunidad de ver cuando mamá e hijo salían a la superficie a respirar.
Es importante que tomemos conciencia sobre la importancia de nuestro medio ambiente y nuestros ecosistemas, y que aprendamos a cuidarlos por el bien de la fauna y flora y habita en ellos. El reglamento estará a disposición en la página web del CONAP, así como en su sede.