El costo ambiental de los cruceros para las costas centroamericanas
La industria de los cruceros se ha convertido, paulatinamente, en uno de los pilares de las economías de los países de Centroamérica, quienes han aprovechado la visita de estas grandes embarcaciones para recibir a miles de turistas en sus diferentes destinos y atracciones.
En Guatemala, por ejemplo, 136,548 cruceristas visitaron el país, con un gasto promedio por persona de US$209.80, lo que se tradujo en más de US$15.75 millones durante la temporada 2018-2019. Según autoridades del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), se espera que para la temporada 2019-2020 lleguen a este país hasta 98 cruceros (más de 130 mil personas), lo que se presenta como una gran oportunidad de desarrollo para el sector turístico del país. Y esta no es solo una realidad que se vive en Guatemala.
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En Costa Rica, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), dijo que en las dos últimas temporadas, el ingreso de cruceristas aumentó en un 26%, alcanzando la cifra de 354,800. Nicaragua espera la llegada de 81 buques durante la temporada 2019-2020 y en Panamá, se vive esta situación de una manera muy marcada, ya que es el país centroamericano que más cruceros recibe. Según una nota publicada en La Prensa, los puertos panameños han recibido más de 200 embarcaciones durante los últimos dos años.
Naves de deterioro ambiental
Los cruceros suelen albergar a unas 2,500 personas por viaje, en travesías que duran unos 7 días. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
Los cruceros son un tipo de turismo muy popular en los países del hemisferio norte, que llevan a miles de personas de Estados Unidos, Canadá, Noruega y otras partes de Europa, quienes abordan estas enormes ciudades flotantes, en busca de destinos exóticos y soleados. El promedio de edad de los viajeros varía entre los 57 a los 43 años, dependiendo del país de origen.
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Cada persona que viaja en uno de estos masivos barcos, produce, en promedio, unos 380 litros de aguas residuales por día. Se estima que el viaje promedio de un crucero es de 7.2 días y se estimó que en 2018 más de 28 millones de personas viajaron por los océanos del planeta. Otro dato a considerar es que cada una de estas naves transporta, aproximadamente, a unas 2,500 personas por viaje.
Pero no es solo lo que la gente produce. Los cruceros son algunas de las construcciones humanas más masivas del planeta. El experto en manejo de recursos, Hrvoje Carić, realizó un estudio en el que se determinó que, en promedio, un crucero produce hasta 1,200 kg/km recorrido de dióxido de carbono (CO2). Si comparamos que un vehículo compacto puede producir apenas unos 100 g/km recorrido de CO2, la proporción de las emisiones de estas naves que recorren miles de kilómetros es inmensa.
Todos estos datos han provocado que lugares como Estados Unidos y Europa endurezcan su postura en cuanto la forma en que los grandes cruceros manejan los desechos sólidos y las emisiones que producen.
Sostenibilidad vrs. economía
Los cruceros son de gran beneficio para las economías costeras de la región, ya que generan una derrama importante. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
El ingreso que las economías centroamericanas reciben de parte de esta lucrativa industria, hace que los países esperen la temporada de cruceros con gran ansía. Y si bien el tema de la regulación de emisiones de CO2 y descargas de residuos no es su jurisdicción, si que es importante que se tome en cuenta el daño ambiental que estas naves provocan en los ecosistemas marinos que visitan.
Esto debido a que el ruido que las embarcaciones producen, tiene un significante impacto negativo en los ecosistemas marinos, además de que depositan grandes cantidades de nitrógeno y óxido de sulfuro, así como otros metales tóxicos que se desprenden de la pintura y que alcanzan diferentes niveles de la cadena alimenticia marina.
Todo esto es relevante para tomar en cuenta de parte de las autoridades ambientales y turísticas de los países centroamericanos, ya que su industria turística se mueve a partir de la preservación y cuidado de sus recursos naturales.
El turismo ambiental y el ecoturismo son dos segmentos que los países centroamericanos promueven para atraer al visitante extranjero, por lo que velar por el buen estado de sus zonas naturales se hace esencial para fortalecer una industria que genera miles de empleos y beneficios en todas las naciones