La temporada navideña ya está aquí, lo que en Guatemala es sinónimo, para muchas personas, de colocar el árbol y coronas de pinabete (Abies guatemalensis Rehder). Es una especie en peligro de extinción que se enfrenta a la tala y comercio ilegal, pero algunos pinabicultores en el país promueven el marchamo para contribuir a la conservación.
Este ha sido el caso de Pedro Cristal, de 60 años, quien ha comercializado sus productos durante tres años. La plantación de Pinabetes Ixin Samajel, de 0.59 hectáreas, se ubica en la aldea Chajalajya del municipio de Tecpán Guatemala, Chimaltenango.
A los 10 años empezó su vida de jornalero en la costa sur del país. Cortaba algodón. Intentó probar suerte en la ciudad, pero lo suyo siempre fue el campo, asegura. Ahora junto a su hijo José, de 26 años, se dedican a la producción de pinabete y la elaboración de coronas y guirnaldas.
Las familias pueden visitar la plantación para escoger el árbol con marchamo. El contacto directo con la naturaleza lo convierte en una experiencia inigualable. Acá puedes ver la ubicación en Waze.
En el país existen 945 plantaciones, en las que el Instituto Nacional de Bosques (Inab) ha dado acompañamiento técnico y administrativo para la producción de árboles. Junto al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) fomentan el marchamo en plantaciones para prevenir la tala y comercio ilegal de pinabete.
El marchamo garantiza a las personas que los productos provienen de plantaciones y viveros de pinabete registrados en INAB. De esta forma no solo se generan ingresos para las familias propietarias de plantaciones, sino que también contribuye a la reforestación y resta presión a los bosques de pinabete.
Según el ingeniero forestal Sergio Osorio, encargado de INAB, estos bosques comparten su área de distribución con zonas de mayor pobreza y con poblaciones densas. Explica que ello provoca deforestación, y aprovechamiento ilícito.
El pinabete crece en partes altas del país. Se caracteriza por tener brotes laterales, de donde se propicia el crecimiento de un nuevo árbol. Esto quiere decir que rebrota hacia los lados desde el tallo dominante. Por lo que debe ser cuidada por los productores en las podas, que dan su peculiar forma cónica. Un ejemplar tarda de cuatro a siete años en crecer.
Las capacitaciones sobre podas y fitosanitarias están a cargo del INAB. En estas preven plagas y enfermedades, tomando en cuenta la selección de semilla, sitio de plantación, y el manejo de ramas.
Según Inab, se tiene un estimado de 25 mil hectáreas de pinabete silvestre, en San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, Totonicapán, Quiché, Jalapa, y El Progreso.
Con la “Campaña de Control y Conservación del Pinabete, Temporada Navideña 2021”, desde el pasado 11 de noviembre hasta el 23 de diciembre hay operativos en carreteras para verificar si los árboles y subproductos tienen el marchamo. Con este las instituciones mantienen un control de la cantidad de productos legales.
Dentro de los monitoreos y control (in situ y ex situ), participarán cinco delegaciones regionales del Conap, en coordinación con la División de Protección a la Naturaleza de la Policía Nacional Civil (Diprona), la Fiscalía de Delitos contra el Ambiente del Ministerio Público, la Asociación de 48 Cantones de Totonicapán, municipalidades y oenegés.
La campaña también contempla ferias navideñas en los departamentos de Quetzaltenango, San Marcos, Huehuetenango, Chimaltenango y en el Mercado de Artesanías en la zona 13 capitalina. Al comprar pinabete con marchamo apoyas a la generación de ingresos de las familias productoras, y a la conservación de la especie.