El 5 de febrero de 1990, el Estado de Guatemala creó oficialmente la Reserva de la Biosfera Maya (RBM), en el norte de Petén, una zona de 21.602,04 km2 que se constituye como el bosque más grande de toda Centroamérica.
Este bosque, que representa cerca del 50% de la cobertura boscosa de Guatemala, se encuentra bajo una amenaza constante, ya que a la tala ilegal, los incendios forestales y el cambio de uso de suelo, hay que añadir el conflicto de intereses que se cierne sobre su manejo y administración.
En la actualidad, más del 70% de su territorio se encuentra protegido, bajo el modelo de concesión comunitaria forestal, un modelo que ha sido respaldado por una variedad de organismos nacionales e internacionales, como uno de los más efectivos para combatir la deforestación. Sin embargo, la cercanía del fin de estas concesiones, ha puesto en alerta a diferentes sectores, que han instado al gobierno guatemalteco a renovar a cada una de las 11 concesiones comunitarias que existen en Petén, para asegurar el cuidado del bosque.
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«La continuidad del modelo forestal comunitario es una tarea que tiene ante sí el gobierno de Alejandro Giammattei, ya que todos los contratos de concesión pendientes expirarán antes de que su gobierno finalice, en 2024», dice un comunicado emitido por la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP).
Las áreas de protección estricta incluyen los parques nacionales Río Azul, Yaxhá, Nakum-Naranjo, Laguna del Tigre, Sierra del Lacandón, Mirador y Tikal, así como cuatro biotopos (El Zotz, Cerro Cahuí, Laguna del Tigre y Naachtún – Dos Lagunas.
«La conservación realizada en la RBM es indispensable para que Guatemala pueda cumplir con los compromisos internacionales en materia de cambio climático, plasmados en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y contenidos en el Acuerdo de París, del cual el país es signatario».
En 2018, Rainforest Alliance manifestó que la superficie forestal de la reserva se había reducido en un 13% en los últimos 21 años. La mayoría de esta pérdida se ha dado fuera de las zonas de influencia de las comunidades forestales. En 2019, sin embargo, por primera vez desde que se dispone de datos, la RBM registró una ganancia neta de bosque. De las 1,088 hectáreas de bosque recuperadas, el 34% se encontró en 5 concesiones forestales comunitarias.
Las concesiones comunitarias fueron otorgadas por el Estado guatemalteco como parte de los compromisos adquiridos después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1996. ACOFOP trabaja en conjunto con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y el Consejo Mundial de Administración Forestal (Forest Stwedship Council – FSC-), que evalúan el trabajo de las unidades de manejo comunitarias.
«Entre los logros más destacados del modelo forestal comunitario se encuentran el rescate de especies de flora y fauna en peligro de extinción como la caoba y el jaguar, la reducción del índice de deforestación a 0,4% y la declaratoria de zona libre de incendios en las áreas concesionadas».