El fuego ocupa cada vez más espacioen las noticias. Muchos incendios de los últimos años nos han estado ganando la partida, una vez tras otra, a lo largo y ancho del globo terráqueo.
Los incendios de ahora no son como los de antes. Se han vuelto más agresivos y están alterando profundamente el planeta, dejándonos al albor de lo que podríamos llamar el Piroceno. Un mundo donde los incendios están sustituyendo al hombre en su papel de escultor de paisajes.
A continuación explicaremos qué ha cambiado, hasta qué punto los incendios actuales están afectando a la Tierra y cómo revertir la situación. Pero antes, debemos recordar que esto no siempre fue así. Hasta hace no demasiado, habíamos sido capaces de controlar al fuego. En realidad, el fuego había sido nuestro gran aliado.
De hecho, una de las primeras tecnologías desarrolladas fue la pírica, con la conquista del fuego. Con el control del fuego llegó la gestión del paisaje, y también aprendimos a cocinar. Y con la cocción aumentó el valor nutritivo de los alimentos, mientras disminuían el tiempo de digestión y los problemas sanitarios. Cocinar alimentos permitió aumentar el tamaño de nuestro cerebro y, por tanto, nuestra capacidad para razonar.
Si avanzamos el reloj de la historia aceleradamente, nos encontramos con una revolución industrial que fue, en realidad, una revolución pírica. Aprendimos a controlar las llamas para poder obtener energía de la quema y se inventaron todo tipo de máquinas, motores, instrumentos y artilugios que nos facilitaron la existencia.
Piroceno: pérdida del control sobre el fuego
Pero durante la revolución industrial cambiamos de combustible. Los fuegos de la industria no se alimentaban de combustibles vivos, vegetales, sino de combustibles fósiles, líticos.
La combustión de paisajes fósiles alteró la atmósfera, y empezamos a calentar el clima. El abandono de los montes cambió la fisionomía de la tierra, y ahora la biomasa se está acumulando. Más calor y más combustible: más leña para los incendios.
Y los incendios de ahora se nos escapan. Ya no los podemos controlar. Llevábamos décadas manteniendo las llamas a raya. La superficie quemada en los bosques había disminuido gracias al desarrollo de nuevas estrategias en la extinción, a mejoras en la formación, y también al aumento desproporcionado en el gasto en medios de extinción. Pero eso ahora se ha truncado.
Todo apunta a que estamos frente a un punto de inflexión. Un momento en el que, quizás por primera vez desde la conquista del fuego, estamos perdiendo su control. Los incendios forestales se escapan con cada vez más frecuencia, estamos dando pasos atrás en su dominio. Ahora es el fuego quien nos está conquistando.
El dominio del fuego hizo posible el Antropoceno, la Edad del Hombre. Y la pérdida de su control nos está llevando al Piroceno, la Edad del Fuego. Una edad donde es la llama, y no la azada, la principal modeladora de nuestros paisajes.