De los manglares en Guatemala, aquellos ubicados en el Canal de Chiquimulilla, que atraviesa dos departamentos del sur de Guatemala, es uno de los lugares más estudiados y protegidos por instituciones como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y sus proyectos de conservación de la zona marino-costera, así como por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).
Y aunque la investigación y ampliación de zonas protegidas avanza (lentamente), lo cierto es que este ecosistema continúa siendo un gran misterio para la mayoría de la población. El Pacífico guatemalteco es uno de los destinos preferidos para el turismo local. Según el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), se estima que de los más de 2 millones y medio de viajeros durante el descanso de Semana Santa (2017), cerca del 25% eligieron la costa como su lugar de veraneo.
Y no sería arriesgado aventurarse a asegurar que muy pocas de esas personas saben de la existencia, e importancia, de los humedales para el desarrollo de la vida, incluyendo la humana.
Con una extensión combinada de más de 10,000 hectáreas, el Parque Nacional Monterrico-Hawaii es la reserva de manglares mejor conservada en el Pacífico guatemalteco.
Es el hogar de más de 150 especies diferentes de aves, así como zona de paso de otras tantas especies migratorias, que usan esta zona para anidar, alimentarse o pasar temporadas de apareamiento. De igual forma pueden encontrarse iguanas verdes, cocodrilos y tortugas marinas, especies que son objeto de programas de reproducción e introducción en su hábitat natural.
Pero también es fuente de empleo y generación de recursos para los pobladores de la zona, quienes subsisten de actividades relacionadas con el turismo, la pesca artesanal, y la extracción de madera de mangle.
La mejor manera de entender la importancia de este ecosistema es viviéndolo. El recorrido entre Monterrico y Hawaii es de unos 20 km, que en un paseo en bote lleva alrededor de dos horas. El paisaje es majestuoso y exuberante.
Además de las garzas, que parecieran ser parte del decorado, se ven aves raras como el halcón pescador, iguanas y cocodrilos. Incluso se dice que aún se ven, eventualmente, venados y algunas serpientes venenosas.
«Es importante que la gente conozca estas zonas para que sean ellos quienes se preocupen de protegerlas y defenderlas», dice César Flores, un guardarrecursos del Centro de Estudios Conservacionistas (CECON). Tito, como es conocido, ha dedicado su vida al cuidado y protección de la tortuga marina y considera que «la falta de educación» de parte de la gente «ayuda al deterioro de los ecosistemas».
«Todo lo que se hace cuenca arriba impacta a los manglares y el canal. La basura, la tala de bosques y la contaminación termina llegando al mar, y afecta la vida de todos, incluso la de los humanos», subraya.
Las reservas naturales de Monterrico y Hawaii están ubicadas en las localidades del mismo nombre en el municipio de Santa Rosa, a unos 125km al sur de la ciudad de Guatemala. Avistamiento de fauna marina y aviturismo, pesca deportiva, surf, liberación de tortugas marinas y paseos en lancha son algunas de las actividades turísticas que se pueden realizar en estas zonas protegidas.
No es necesario convertirse en un guardarrecursos 24/7, o trabajar en una institución de protección ambiental. Ni siquiera es esencial ser un residente del área. Lo único que se necesita es tener conciencia de que todo lo que hacemos nos afecta a todos, de una u otra manera, y que los mejores defensores de los recursos naturales somos nosotros mismos.
*Agradecimiento a PNUD y CONAP por la realización de este viaje.