La construcción de una represa en el río Sensunapán, en el occidental municipio de Nahuizalco, es motivo de preocupación para los pueblos indígenas de El Salvador, ya que, de llevarse a cabo, destruiría al menos 11 sitios sagrados.
«Tanto Micultura y MARN son responsables directos de vulneraciones a los derechos culturales y ambientales de las comunidades indígenas de Nahuizalco y Sonsonate, al no brindar ningún tipo de protección a los sitios sagrados y a los bienes medioambientales», dijeron en un comunicado varias organizaciones indígenas.
En este río, aseguraron además que existen fosas comunes con los restos de miles de personas masacradas en 1932 por la dictadura de de Maximiliano Hernández Martínez. Estas organizaciones están respaldadas por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH)de El Salvador, institución que en 2014 ya había manifestado su preocupación por este proyecto hídrico, ya que atentaba contra el derecho de las poblaciones originarias de obtener agua.
Ante amenaza de aprobación y ejecución del proyecto “Nuevo Nahuizalco II” en el río Sensunapán, la @PDDHElSalvador , organizaciones indígenas y sociales, expresan comunicado conjunto.@FESPAD_sv @UNES_ElSalvador pic.twitter.com/izR7EBcoqO
— PDDH El Salvador (@PDDHElSalvador) December 22, 2020
Dicho proyecto ya había sido rechazado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), en 2014, según informó el medio local GatoEncerrado, sin embargo el gobierno de Nayib Bukulele recibió peticiones para que se echara en marcha de nuevo, y en 2019 el proyecto se retomó.
Según la PDDH, todo el país podría experimentar estrés hídrico para 2022, y la vida podría ser inviable para 2080, debido a la falta de acceso a fuentes de agua potable para la mayoría de la población y la vida silvestre.