Me gustaría empezar por el principio: ¿Qué es una mujer?
Veamos una definición extraída del Diccionario Etimológico de 1881 de Roque Barcia. A partir de ahí, analizaremos qué era una mujer y qué es hoy, para así poder vislumbrar que será mañana.
Mujer: Criatura racional del sexo femenino // la casada en relación al marido.
Primeras líneas de la entrada correspondiente a la palabra MUJER del Primer diccionario general etimológico de la lengua española, por Roque Barcia (1880-1883).
Biblioteca Virtual de Defensa
Tras una serie de refranes moralizantes sobre cómo debe comportarse una mujer, acaba con la expresión “ser mujer” que significa haber llegado una moza al estado de menstruar.
En esta definición vemos los diferentes ámbitos que se interrelacionan cuando se habla de la mujer:
Esto nos deja con esa parte de la definición que implica la existencia de comportamientos normativos para la mujer, lo que debe o no debe de hacer y en qué lugares puede contribuir o no. Creo que la totalidad de los movimientos feministas estarían de acuerdo en rechazar que se dicte desde la sociedad un comportamiento normativo para la mujer.
Podemos quizás dudar si, ontológicamente, la mujer existe o no, pero los datos confirman que existe una asimetría importante en el porcentaje de representación política y económica de las que la estadística considera hoy mujeres.
Sin embargo, lo positivo es que esta asimetría se está reduciendo, ya que los datos apuntan una clara tendencia de mejora en el objetivo de igualdad por parte de la sociedad y en concreto por parte de las empresas. Como ejemplo podemos analizar los resultados del último informe del índice de la Innodiversidad en España en el que hasta la fecha han participado más de 700 empresas. El informe entre otros datos indica que:
Entre las herramientas empleadas para la inclusión destacan las políticas para la igualdad en el reclutamiento y promoción de los candidatos, el compromiso de la empresa con la igualdad reflejada en su misión y objetivos y el fomento de las bajas por paternidad, que alcanza ya al 90 % de las grandes empresas de la muestra. Estas políticas se han mantenido e incluso se han incrementado durante la pandemia, como declara el 81 % de las empresas de la muestra.
Indudablemente, la sociedad ha avanzado, gracias en parte a nuestras madres y abuelas, que lucharon por conseguir una mejor representatividad. A la vez que dirijo la mirada hacia ellas me gustaría también observar a nuestras hijas y nietas, porque la sociedad siempre sigue avanzando. Es posible que las siguientes generaciones encuentren categorías más amplias en las que se acepten las diferentes maneras de ser y sentirse mujer, una vez que la igualdad completa se consiga y el ser mujer no implique una situación de mayor dificultad a la hora de contribuir a la sociedad desde la independencia individual.
Celia de Anca, Directora del Saudí Spanish Center for Islamic Economics and Finances (Scief) y del Centro de Diversidad del IE Business School. , IE University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.