H. Damon Matthews, Concordia University y Glen Peters, Center for International Climate and Environment Research – Oslo
Se espera que las emisiones mundiales de dióxido de carbono aumenten este año hasta casi los niveles de 2019, superando el descenso sin precedentes del año pasado provocado por los confinamientos por la covid-19. Esto significa que las emisiones vuelven a tener una tendencia al alza, cuando deberían disminuir rápidamente si queremos cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ℃ por encima de los niveles preindustriales.
En 2015 creamos el reloj climático para mostrar lo rápido que nos acercamos a esos 1,5 ℃, el límite inferior del objetivo de temperatura global del Acuerdo de París y, consecuentemente, el umbral para los impactos climáticos.
El reloj hace un seguimiento de los datos de las emisiones y las temperaturas mundiales, y utiliza la tendencia de emisiones de los últimos cinco años para estimar cuánto tiempo queda hasta que el calentamiento global alcance el límite de 1,5 ℃. La nueva estimación de las emisiones de 2021 elimina casi un año de la cuenta atrás, lo que significa que ahora estamos a poco más de 10 años de los 1,5 ℃.
El reloj climático es una forma de visualizar y medir el progreso hacia nuestros objetivos globales. La fecha se acerca en el tiempo a medida que las emisiones aumentan o se aleja cuando disminuyen. Cada año, hemos actualizado el reloj para reflejar los últimos datos globales, así como nuestra mejor comprensión científica de qué nivel de emisiones es necesario para limitar el calentamiento a 1,5 ℃.
El reajuste del reloj de este año utiliza tres conjuntos de datos actualizados. En primer lugar, las nuevas estimaciones del aumento de la temperatura global del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestran que las emisiones humanas de gases de efecto invernadero son responsables de prácticamente todo el calentamiento observado en el sistema climático. Utilizamos la estimación del calentamiento global inducido por el hombre del Índice de Calentamiento Global, que en noviembre de 2021 ha alcanzado 1,24 ℃ por encima de la temperatura media de 1850-1900.
En segundo lugar, el Global Carbon Project prevé que las emisiones mundiales de dióxido de carbono relacionadas con la energía aumentarán en 2021 un 4,9 % con respecto a 2020, tras un descenso del 5,4 % entre 2019 y 2020. Utilizamos los datos de los últimos cinco años para proyectar la tendencia mundial de las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles, al tiempo que suponemos que las emisiones adicionales de dióxido de carbono procedentes del uso del suelo se mantendrán constantes en el nivel medio de los últimos cinco años.
Los datos de 2016 a 2021 sugieren que, en ausencia de una intervención política adicional, las emisiones mundiales de dióxido de carbono seguirán aumentando una media de 200 millones de toneladas (aproximadamente medio punto porcentual) al año.
En tercer lugar, utilizamos la última estimación del presupuesto de carbono restante. Esto representa la cantidad total de emisiones de dióxido de carbono que aún podemos emitir, sin sobrepasar un determinado objetivo de temperatura global.
Según la última estimación del IPCC, el presupuesto de carbono restante es de 500 000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono a partir de 2020. Habremos emitido cerca de 80 000 millones de toneladas durante 2020-21, lo que deja 420 000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono en el presupuesto después de 2021. Se espera que el año en que emitamos lo último de este presupuesto de carbono restante sea también el año en que las temperaturas globales alcancen 1,5 ℃.
La tendencia actual de las emisiones sugiere que ese momento está a solo 10 años de distancia.
Cuando actualizamos el reloj del clima en 2020, la disminución de las emisiones globales causada por los confinamientos relacionados con la covid-19 fue suficiente para añadir casi un año al reloj. Pero ahora, en 2021, las emisiones vuelven a aumentar y el tiempo que se añadió anteriormente se ha perdido. La actualización anual de este año ha eliminado nueve meses de la cuenta atrás, que ahora es de 10 años y cinco meses hasta que alcancemos los 1,5 ℃.
Sin embargo, pueden pasar muchas cosas en una década. Cada emisión de dióxido de carbono evitada es una unidad de tiempo que podemos añadir al reloj. La disminución de otros gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento, como el metano o el óxido nitroso, también ayudará a prolongar el plazo de 1,5 ℃, ya que los efectos de estos otros gases se reflejan en la estimación del presupuesto de carbono restante.
Si conseguimos que las emisiones mundiales de dióxido de carbono sean nulas en las próximas dos décadas, tenemos muchas posibilidades de no alcanzar los 1,5 ℃. Sin embargo, son escasos los países que han adoptado este nivel de ambición: solo unos pocos, como Uruguay, Finlandia, Islandia y Austria, han propuesto compromisos de emisiones netas cero con un año objetivo en 2040 o antes.
Es evidente que el objetivo de cero emisiones para 2040 es muy ambicioso, pero no es demasiado tarde para intentarlo. Si algo hemos aprendido de la pandemia de la covid-19 es que una acción rápida y de gran alcance en respuesta a una amenaza aguda puede conseguir limitar los daños. El cambio climático global es una amenaza global menos aguda pero igualmente potente. Si conseguimos responder de la misma manera, también conseguiremos limitar los daños para las generaciones actuales y futuras.
El reloj del clima fue creado conjuntamente con el músico y autor David Usher.
Este artículo forma parte de la cobertura de The Conversation sobre la COP26, la conferencia sobre el clima de Glasgow.
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H. Damon Matthews, Professor and Concordia University Research Chair in Climate Science and Sustainability, Concordia University y Glen Peters, Research Director, Center for International Climate and Environment Research – Oslo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.