Como viajero y explorador que me considero ser (tranquilo vos Indiana Jones), siempre me afano de conocer la mayor parte de Guatemala. No soy un viajero de mundo tampoco, porque solo conozco tres países nada más, y no es que me los conozca así de cabo a rabo tampoco. Además, siempre he considerado que para conocerse bien a uno mismo, hay que viajar y conocer otros lugares y otras culturas, y que mejor que hacerlo en el país donde uno nació.
Guatemala tiene algo seguro: nunca deja de sorprenderme. Siempre encuentro un nuevo lugar, una nueva cultura, una nueva experiencia y una nueva aventura por vivir. Un paraíso muy apacible y tranquilo, con no mas de 300 casas, poco conocida en Sipacate, Escuintla, me tenía preparada una grata sorpresa.
Llamada El Paredón, esta playa está ubicada a dos horas de Antigua Guatemala, es un refugio para todo aquel que busca un destino tranquilo, sin bullicio ni comercios. Es, además, un santuario para los surfistas.
Aunque no lo crean, El Paredón también tiene un río que sale al mar, una poza de agua dulce (Poza El Nance), un tortugario natural y un mangle que es hogar para un sinfín de especies animales.
El Paredón es, también, un lugar con muchas necesidades, pero con un gran aliado: el trabajo voluntario de cientos de extranjeros. Con su esfuerzo y sacrificio trabajan junto a la comunidad para tener un pueblo desarrollado, que brinde oportunidades equitativas a todos sus habitantes.
Iniciativas de amigos del Reino Unido, Estados Unidos y otros países de Europa, se han establecido en El Paredón para educar a los niños y adultos de la aldea, capacitarlos en administración de empresas y emprendimiento empresarial, así como brindarles oportunidades de empleo y desarrollo.
Establecida por dos mujeres inglesas hace 6 años, La Choza Chula es una empresa social que ha promovido la construcción de dos escuelas (una primaria y una secundaria), una biblioteca completamente equipada, imparte cursos de capacitación a la población con entidades gubernamentales y agencias de viaje y turismo. Con ello, le han dado herramientas a los locales para que puedan beneficiarse del turismo.
Otros negocios y establecimientos del lugar también se involucran en fortalecer el modelo de desarrollo sostenible que prevalece en la aldea. El Paredón Surf House, ofrece cursos de surf a sus visitantes, impartidos por instructores locales y promueve los tours por los manglares.
Soul Food Kitchen, es una alternativa de alimentación saludable a los visitantes, mientras también se involucra en trabajo social para la comunidad. O el Driftwood Surfer, un típico hotel playero, que también se dedica a equipar las escuelas locales con escritorios para los alumnos.
La visita a este lugar me deja una sensación de alegría por el futuro. Sin importar que sean de aquí o de otro país, el entusiasmo y esfuerzo de la gente que vive y trabaja en El Paredón, me demuestran que en el mundo, y en especial en Guatemala, hay mucha gente buena haciendo el bien, y eso da esperanza.