91% de ecosistemas que tienen por guardianes a pueblos indígenas son ecológicamente funcionales y florecen con salud

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Jorge Rodríguez Mié 7, Jul 2021

Los pueblo indígenas, como guardianes de la biodiversidad,  son los más responsables en el manejo de los recursos naturales, según un estudio realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), ya que lo hacen a partir de prácticas sostenibles, tanto para la diversidad biológica terrestre, así como para su desarrollo como comunidades. Por ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 2021 como el año de inicio para el Decenio de la Restauración: un esfuerzo internacional conjunto para restaurar los ecosistemas del planeta.

La investigación realizada por WWF arrojó un dato extremadamente revelador en cuanto a la relación que las poblaciones originarias tienen con su entorno natural y la vida que lo habita. Este documento afirma que un 91% de los ecosistemas que son protegidos por poblaciones indígenas, se encuentran en condiciones ecológicas buenas o moderadas, esto a pesar de la constante presión que sufren en diferentes partes del planeta.

La mayoría de tratados y propuestas lideradas por países y organizaciones internacionales, no toman en cuenta a los pueblos indígenas, lo que no ha impedido que estos estén cumpliendo con muchos de los objetivos de sostenibilidad y conservación de la biodiversidad del planeta. Según resaltó NatGeo, «los objetivos mundiales de diversidad biológica serán inalcanzables sin la plena inclusión de las comunidades indígenas y locales». Esta afirmación, promovida por WWF en su estudio, añade que los pueblos originarios deben de contar con políticas que respeten sus derechos, sus formas de organización y de gobierno, así como su visión proteccionista y sostenible de sus territorios.

Prácticas ancestrales en contra de la deforestación

El servicio comunitario obligatorio es una práctica que algunos grupos Mayas en Guatemala realizan para proteger sus recursos naturales. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

La participación de los pueblos en la protección de los bosques y zonas naturales, ha sido clave en la lucha en contra del cambio climático y otras consecuencias de la degradación ambiental. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las “tasas de deforestación son significativamente más bajas en los territorios indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos a la tierra”.

Un ejemplo de ello lo tenemos aquí cerca, en Guatemala, en donde diferentes grupos Mayas se abocan a sus tradiciones ancestrales para proteger sus recursos naturales, sin que esto represente ninguna ganancia económica para las personas. Este servicio civil, si se le quiere llamar de alguna manera, debe de ser presentado por todos los habitantes de la comunidad, ya que cada uno de ellos se beneficia de lo que la naturaleza provee.

«Por esta razón, la salud de los ecosistemas a cargo de las comunidades locales no ha visto una degradación tan radical como aquellos que han sido destinados al turismo y a otras actividades humanas. En gran medida, esto se debe a la sabiduría ancestral y al vínculo espiritual que los pobladores guardan con la tierra», dijo la periodista Andrea Fischer de National Geographic.

En su informe, WWF concluye que la participación de los pueblos indígenas debe de ser categórica, ya que sin ella, el equilibrio ecológico del planeta corre riesgos de los que no podría recuperarse, particularmente en función de la subsistencia humana.

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