En el mundo existen más de 300 especies de tortugas repartidas en diferentes tipos de ecosistemas. Sin embargo, sin importar el hábitat, esta especie es una de las más amenazadas por los efectos del cambio climático. Por ello, en 2007, se implementó el Día mundial de las tortugas, para hace conciencia de los riesgos que esta especie corre.
De las siete especies marinas conocidas, seis están en grave peligro debido al estado de los océanos del mundo. La contaminación de los mares con residuos sólidos, especialmente plásticos, es una gran amenaza para las tortugas, que, en algunos casos, confunden bolsas plásticas por alimentos, lo que les provoca muertes por asfixia.
Las tortugas de tierra sufren otro tipo de amenaza. En muchos sitios del planeta, son cazadas debido a lo cotizado de su caparazón y su carne. Pero también la pérdida de su hábitat les lleva a correr serios peligros.
En la zona del Pacífico del continente americano, una de las especies que corre peligro de desaparecer es la tortuga Carey (Eretmochelys imbricata). En el pasado, su caparazón fue utilizada como materia prima para la realización de muebles. En la actualidad, aunque su comercialización está prohibida, aún existen nichos de mercado para turistas que demandan artesanías hechas a partir de este animal marino.
En Centroamérica se sabe que hasta seis especies diferentes de tortugas solían visitar las costas. Sin embargo, el consumo desmedido de sus huevos, la contaminación de las zonas playeras y la caza han hecho que en muchas áreas hayan desaparecido, o sean raras de avistar.
En Guatemala existen programas de conservación liderados por el Concejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y el Centro de Estudios Conservacionistas de la Universidad de San Carlos (CECON). Ambas iniciativas reportan cerca de 45 mil liberamientos de tortugas marinas cada año, en su mayoría de parlama (Lepidochelys olivacea).
Sin embargo, es importante realizar cambios de hábitos, ya que, como informó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta «un millón de especies corren el peligro de desaparecer en las siguientes décadas» si no se cambia el estilo de vida moderno actual.