El conflicto ambiental que mantienen Honduras y Guatemala, por la basura que acarrea el río Motagua hacia el Mar Caribe, se centra principalmente en el flujo de plástico y otros desechos sólidos visibles que han copado los medios de comunicación en las últimas semanas. Sin embargo, el mayor riesgo de estas aguas contaminadas yace debajo de la superficie.
“Esa basura afecta a los ecosistemas marinos, pero no conocemos su impacto en los arrecifes porque aún no han sido monitoreados, hay reportes de algunas colonias cerca de Cieneguita, pero no se sabe si tienen peces y otras formas de vida marina”, dijo Ericka Bautista, presidenta del grupo Amigos del Medio Ambiente (AMA Puerto Cortés). La ambientalista se queja de que son ya más de «10 años» de un problema que puede tener serios riesgos para la salud de los arrecifes que habitan las aguas del Golfo de Honduras (Honduras, Guatemala y Belice).
Aunque el plástico y el resto de desechos sólidos crean un espectáculo difícil de ignorar, son los restos orgánicos los que presentan el mayor riesgo. Esta basura atrae a un gran número de bacterias y protozoarios que se alimentan con esos desechos, y aumentan exageradamente su población. Al ser colonias más numerosas, consumen un mayor volumen del oxígeno disuelto en el agua; causando la muerte de muchos peces al no tener ese elemento indispensable para realizar el proceso respiratorio.
Otra consecuencia es que el agua se vuelve turbia, despide olores fétidos por la presencia de ácido sulfhídrico y metano (productos de la fermentación), y origina la muerte de muchos peces, en ocasiones de importancia económica para el hombre.
Debido al COVID-19, los monitoreos que Healthy Reefs realiza en Honduras se han suspendido, pero se espera que puedan retomarse para abril de 2021, fecha en la que se empezará a conocer el impacto que esta situación tiene en la salud del arrecife.
El Comisionado de los Derechos Humanos de Honduras, Roberto Herrera, declaró recientemente, que Guatemala debe de encontrar una «solución científica permanente» a esta problemática. Se estima que, desde 2015, el Caribe hondureño ha recibido unas 5,000 toneladas de basura acarreadas por el río Motagua.
Dijo además que los hondureños están «dispuestos a contribuir y colaborar» con Guatemala en la búsqueda de una solución definitiva a la contaminación ambiental que causa la basura que arrastra el río Motagua hacia las costas de Honduras.
En estos años, la solución propuesta por el lado guatemalteco, ha sido la instalación de biobardas, con el objetivo de contener la basura que arrastra este río. Según un estudio de la organización no gubernamental, Madre Selva, la mayoría de los residuos sólidos y orgánicos, podrían provenir desde la capital guatemalteca.
Herrera aseguró que Guatemala tiene «la principal responsabilidad, porque está bajo su control ver qué hacer y qué no se debe hacer», señaló.
El Comisionado hondureño de Derechos Humanos instó a las autoridades de Guatemala y Honduras a continuar los diálogos técnicos, aunque aseguró que en algún momento las conversaciones se tendrán que «elevar a nivel diplomático».
«Si no es posible encontrar una solución por la vía directa, habrá que recurrir a los otros procedimientos de solución pacífica y en este caso el más adecuado es ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que le ponga punto final al problema», explicó.