Desde los olmecas hasta los mayas; la “Ciudad Luz de la Costa Sur” es ahora un Patrimonio Mundial de la Humanidad

Historia por: Viatori Fotografía por: Jorge Rodríguez Lun 18, Sep 2023

El Parque Arqueológico Nacional Tak’alik Ab’aj, conocida también como la “Ciudad Luz de la Costa Sur”, ha sido inscrito en la Lista Representativa de Patrimonio Mundial de la UNESCO, anuncio que se hizo durante la cuadragésima quinta Sesión Extendida del Comité del Patrimonio Mundial en Riad, Arabia Saudita, el 18 de septiembre.

De acuerdo con un comunicado de prensa emitido por el Gobierno de Guatemala, la UNESCO otorgó esta distinción “debido a que Tak’alik Ab’aj representa una obra maestra del ingenio humano, ofrece un testimonio único de una tradición viva y de intercambios de valores culturales. Además, es un ejemplo excepcional de construcción y diseño arquitectónico, estrechamente vinculado a tradiciones culturales aún vigentes”.

“La inscripción de este nuevo Patrimonio Mundial de la Humanidad, posiciona nuevamente a nuestra historia prehispánica en el podio más alto de la cultura universal, además de mostrar a Guatemala como un punto estratégico de intercambio cultural, que permitirá estrechar aún más nuestras relaciones con las demás naciones”, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Mario Búcaro.

Siempre según fuentes gubernamentales, se considera que un factor clave en la declaración de Tak’alik Ab’aj como Patrimonio Mundial fue la finalización del Museo Arqueológico Caracol del Tiempo «José Luis Ralda González», que exhibirá los hallazgos arqueológicos del sitio.

Sitio arqueológico Takalik Abaj, Retalhuleu. Foto: CONAP/SIGAP

Origen y transición

La antigua ciudad de Tak’alik Ab’aj tiene una extensión de 15.38 hectáreas y se encuentra en el piedemonte de la costa del Pacífico de Guatemala. Su historia abarca más de 1700 años, desde el 800 a.C. hasta el 900 d.C. Está vinculada a la especial condición geográfica de su ubicación, situada en el paisaje estratégico de las laderas de la cadena volcánica de la Sierra Madre, que se extiende paralela a la costa del Pacífico del sureste de Mesoamérica.

La continuidad de su desarrollo a lo largo de muchos siglos es un reflejo cultural en el que se pueden observar eventos importantes de la historia de Mesoamérica, como el dominio de la antigua civilización olmeca en el período Preclásico Medio (800-350 a.C.), seguido, después de un significativo período de transición (100-150 a.C.), por el surgimiento de la cultura maya temprana durante el período Preclásico Tardío (100 a.C.-150 d.C.).

La ruta comercial de larga distancia y la capacidad de gestionar relaciones desempeñaron un papel importante en el desarrollo económico y cultural. El contacto entre diferentes pueblos y culturas facilitó el flujo y la apropiación del pensamiento universal, que interesantemente se compartía, pero se reinventaba creativamente en una versión local, construyendo la identidad local y compartiéndola con otros dentro de un concepto más amplio de dominio cultural.

Se distingue de otras ciudades precolombinas en Mesoamérica por su extraordinaria cantidad y diversidad de estilos de escultura en piedra preclásica y sofisticados artefactos de jadeíta para antiguos gobernantes poderosos.

Este continuum refleja la transición desde las expresiones culturales olmecas hacia las mayas, brindando una oportunidad única para observar el cambio gradual de pensamiento detrás del cincel de los artesanos, documentando así que estos fenómenos fueron un proceso evolutivo gradual generado por la decisión deliberada y el plan de estos primeros gobernantes para llevar a cabo estos cambios.

El Asintal, Retalhuleu es el lugar en donde se encuentra el sitio arqueológico Tak’alik Ab’aj, recientemente incluido en el listado de Patrimonio de la Humanidad de UNESCO. Foto: Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala

Isla de biodiversidad y tradición cultural

Rodeado por plantaciones de caña de azúcar, café y otros cultivos, no fue sino hasta finales del siglo XIX e inicios del XX que arqueólogos e investigadores estadounidenses descubrieron y restauraron muchos de los restos arqueológicos de esta ciudad que floreció durante un largo período de casi mil años (entre el siglo IX a.C hasta el siglo X d.C).

Su descubrimiento no solo permitió la restauración de estelas, templos y centros ceremoniales de sus antiguos pobladores, que además, atraen a grupos indígenas modernos, que ven en el sitio un lugar sagrado en el cual realizar sus tradiciones y prácticas culturales y espirituales.

Rodeado de una interesante variedad de ríos y otras fuentes hidrícas, siendo los ríos Nimá e Ixcayá los más cercanos, el Parque Arqueológico Nacional Tak’alik Ab’aj ha estado trabajando desde sus inicios en la gradual recreación de la biodiversidad original; las plantas nativas se han multiplicado en viveros y se han reintroducido en las inmediaciones del parque.

Actualmente, en la extensión de las 15.38 hectáreas de la propiedad nominada, se están reponiendo un total de 214 especies de flora, clasificadas en 19 especies reconocidas antes y durante la creación del Proyecto Nacional desde 1987, 13 especies exóticas cuya presencia se debe a la dinámica de las plantaciones agrícolas, 79 especies propias de los ecosistemas naturales cuyo contexto se enmarca dentro del enfoque incluido en el programa de ecología, 28 especies que aún requieren la recolección de muestras y su análisis taxonómico en un herbario, 43 especies de plantas herbáceas que han sido regeneradas por el programa de ecología, 15 especies de plantas herbáceas exóticas presentes en el área debido a los cultivos agrícolas y otras 17 especies precolombinas de arbustos y hierbas.

El Parque Nacional Tak¿alik Ab’aj se ha convertido también en un refugio de vida silvestre, tanto residente como migratoria. Foto: Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala.

*con información del documento National Archeological Park Tak’alik Ab’aj, World Heritage Nomination

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