Históricamente las comunidades indígenas y negras de toda América han sido marginadas, discriminadas y perseguidas, situación que ha llevado a que una gran mayoría de esta población viva en condiciones de pobreza y extrema pobreza. Hoy día estas comunidades sobreviven el racismo, la exclusión, la explotación y la destrucción de sus culturas y de sus territorios.
Es por esto que más de 100 organizaciones de base de toda Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá decidieron formar la coalición llamada Movimiento para la Liberación Negra e Indígena, BILM (Black & Indigenous Liberation Movement), que busca sentar bases de colaboración, solidaridad y apoyo a futuras luchas de las comunidades negras, tanto rurales como urbanas, y a las resistencias indígenas en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá.
Entre las organizaciones de base que integran el BILM participan organizaciones que son referentes internacionales por su trayectoria de lucha y resistencia, como la Indigenous Environmental Network, que agrupa a pueblos y organizaciones indígenas de Estados Unidos y Canadá; el Movement for Black Lives, que reúne a organizaciones negras de todos los Estados Unidas; la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB); y la Confederación de las Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE).
Como acto inaugural, el BILM declaró el pasado 12 de octubre como el Día de la Liberación Negra e Indígena en el marco de una semana de actividades reivindicativas, en su mayoría virtuales, para crear conciencia sobre el significado del llamado “Día de la Raza”, “Día de la Hispanidad” o “Día de Cristóbal Colón”, celebración que constituye el símbolo por antonomasia de la negación generalizada del pasado trágico sufrido por los pueblos colonizados con la llegada e invasión de los conquistadores a América.
“Consideramos la lucha por la autodeterminación negra y la autodeterminación indígena como parte de una lucha anticolonial, una lucha más amplia que está ocurriendo a lo largo de todo el continente, en la búsqueda de formas más significativas de soberanía y para poner fin a la opresión. Buscamos construir un mundo en el que las vidas de negros e indígenas ya no sean, sistemáticamente, blanco de fuerza letal”, expresó Sonia Guajajara, representante de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil.
Este día se realizaron actividades artísticas e informativas en países tales como Brasil, Colombia, México, Ecuador, Perú, Canadá, Estados Unidos y España, que llegaron a miles de personas en todo el mundo gracias a transmisiones digitales. Paneles, presentaciones musicales, exposiciones y murales contaron con la participación de numerosos representantes indígenas, activistas, escritores, filósofos, músicos, artistas plásticos y figuras públicas como Sonia Guajajara, Dríade Aguiar, Dallas Goldtooth, Leonidas Iza, Akua D. Smith, Clayton Thomas Muller, Jaime Vargas y Patricia Gualinga.
“Tenemos que pensar en toda la opresión que nuestra gente ha sufrido históricamente, y que seguimos sufriendo. Tenemos que reconocer que esa opresión aunque se sienta personal, aunque se sienta que como que solo nuestra gente lo está viviendo, alimenta a una bestia común que es el capitalismo y la supremacía blanca”, manifestó Dallas Goldtooth, miembro fundador de Indigenous Environmental Network.
Para comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la desigualdad social de forma multidimensional, el movimiento BILM ha adoptado un enfoque de interseccionalidad, basado en el análisis de cómo diversas luchas sociales, perspectivas biológicas y culturales como la etnia, la edad, el nivel socioeconómico, la orientación sexual, la nacionalidad y otros elementos identitarios interactúan en múltiples niveles.
«Mi oración para esta unión de comunidades negras e indígenas es que podamos rechazar esta división colonial que ha sido impuesta sobre nosotros y que podamos rechazar estos valores coloniales con los que hemos sido adoctrinados para que podamos volver a esta correcta relación con nosotros mismos y con la tierra», indicó Akua D. Smith, representante de The BlackOUT Collective y de The Black Land and Liberation Initiative.
«Nosotros debemos vernos y reconocernos como América, no como el sur de otro lugar, el norte de otro lugar, el centro de otro lugar. Debemos reconocernos como un solo continente que tiene que luchar. Tenemos que luchar porque no existe otra salida», agregó Dríade Aguilar, representante de la organización brasileña Midia NINJA.
Esta interseccionalidad ha ayudado a identificar principios de unidad como los siguientes, y sobre los cuales desarrollarán una estrategia de trabajo:
De acuerdo con el informe “Pueblos Indígenas y Población Afrodescendiente. 2030”, publicado por la FAO en 2019, las poblaciones indígenas y afrodescendientes de América Latina presentan una mayor incidencia de pobreza y pobreza extrema respecto a la población que no se identifica como tal. De la misma forma el informe sostiene que la situación de desventaja que enfrentan estas poblaciones también se refleja en otras variables del bienestar relacionadas con la educación, la salud y los ingresos; son más profundas las brechas de bienestar entre quienes residen en áreas rurales y entre quienes enfrentan barreras lingüísticas.
«Ya no más discriminación, ya no más invasión de nuestros territorios, ya no más crímenes y asesinatos a nuestros líderes que defienden nuestros derechos y nuestros territorios», expresó Jaime Vargas, Presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), pueblo Achuar, Ecuador.
Por su parte, Estados Unidos vive en la actualidad una gran convulsión social debido a la violencia y la represión ejercidas en contra de la población negra; en particular, en agosto anterior, se dieron masivas movilizaciones como reacción al asesinato de George Floyd. Pero este fue solo un caso de un fenómeno mucho más estructural: según datos de la ONG Mapping Police Violence (2019), el 24% de los muertos a manos de la policía son negros, aunque el grupo sólo constituye 13% del total de la población del país.
Según cifras recogidas por el Centro de Investigación Pew, en 2018 la población carcelaria en los Estados Unidos era en un 33% negra y en un 30% blanca. Sin embargo, los blancos representan el 60% de la población adulta del país y los negros el 12%. En 2018 había 2.272 reclusos por cada 100.000 adultos negros, una tasa casi seis veces mayor comparada con los 392 encarcelados por cada 100.000 adultos blancos.