“Hay que abrir la ventana para que corra el viento” es uno de los dichos más viejos de las sociedades humanas, y una de las mejores armas en contra del COVID-19. Así lo afirmó, en una entrevista al diario español ElPaís, Antoni Trilla, epidemiólogo y asesor del comité científico del Gobierno de España, quien añadió que “si mantenemos distancias al aire libre, la posibilidad de contagio es muy, muy baja”.
En Centroamérica, desde el inicio de la pandemia en marzo pasado, las restricciones de los gobiernos pasaron por cerrar el acceso a todas las áreas verdes y naturales, entre los que se incluyen los parques nacionales. Con el pasar de los meses, sin embargo, esas medidas se han ido suavizando, al punto que los parques nacionales de Costa Rica reciben la visita del público desde agosto pasado, siempre con medidas de distanciamiento y límite en el aforo de las áreas naturales.
En Panamá, la desescalada inició el pasado 7 de septiembre y se tiene planificado que el próximo 28 de septiembre, los parques naturales y zonas turísticas se abran para la recepción de turismo local.
En Guatemala, existen algunos indicios de reapertura de parques nacionales, particularmente de parques arqueológicos en el norte del país. Sin embargo, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), emitió un comunicado advirtiendo a la población que, por el momento, no existen fechas específicas para la reapertura de estas zonas naturales. Sin embargo, medios locales anunciaron que el gobierno de ese país declaró que, a partir del 1 de octubre, todas las actividades públicas, incluyendo los parques nacionales, estarán abiertos.
Al igual que el resto del planeta, los gobiernos centroamericanos han mostrado preocupación por el estado de sus economías, por lo que, cada uno a su manera, han ido implementando medidas para mitigar el impacto a consecuencia del SARS-CoV-2. Conforme ha ido avanzando la pandemia, los estudios han demostrado que las actividades al aire libre representan un menor riesgo de propagación, contrario a aquellas en espacios cerrados, con una elevada concentración de gente.
Aunque el riesgo cero no existe, las probabilidades de contagiarse al aire libre son remotas. Solamente el 3.7% de 188 focos de infección al aire libre de España, tienen como origen una actividad realizada exclusivamente en exteriores. “Sabemos que estar al aire libre representa un riesgo menor que permanecer en interiores en cuanto a la transmisión del coronavirus. Creo que es casi necesario estar al aire libre un fin de semana soleado, pero también pienso que se deben tomar ciertas medidas para reducir el riesgo”, dijo al New York Times Julia L. Marcus, epidemióloga y profesora adjunta en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
En esa línea, UNICEF sugiere que cada persona tome medidas al momento de salir a realizar actividades al exterior: