Que el 2020 es un año particular, no hay la menor duda. Además de la pandemia del COVID-19 y otros grandes eventos que se han sucedido este año, otro cobra relevancia durante el mes de noviembre para la región centroamericana. Luego del devastador de Eta por Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), publicó que este año marcó un récord en el número de sistemas atmosféricos que tocaron tierra.
Durante la temporada 2020 de huracanes en el Atlántico, se formaron 29 depresiones tropicales, 28 tormentas (récord más alto, empatado con lo sucedido en 2005) y 12 huracanes, de los que cinco han sido catalogados como huracanes mayores (categoría 3+).
Oficialmente, la temporada inicia el 1 de junio y termina el 30 de noviembre, aunque los sistemas que tocan tierra durante noviembre son raros, no deja de ser una posibilidad, como ocurrió con Eta en los últimos días. BBC News y Vatican News reportan que, al menos, 24 personas murieron como consecuencia del paso de Eta por tierras centroamericanas. Sin embargo, solo en Guatemala, el medio local Prensa Libre, habla de 50 muertos producto de deslaves por las intensas lluvias caídas en ese país.
De todos los países de la región, solamente El Salvador no reportó fallecimientos, como consecuencia de este fenómeno atmosférico.
El mecanismo más común de formación de huracanes en el Atlántico, que provoca más del 60% de estos fenómenos, es una onda tropical. Esta empieza como una perturbación atmosférica que crea un área de relativa baja presión, y suele generarse enÁfrica Oriental a partir de mediados de julio.
Si encuentra las condiciones adecuadas para mantenerse o desarrollarse, esta área de baja presión empieza a moverse de este a oeste, con la ayuda de los vientos alisios.
Cuando llega al océano Atlántico, la onda tropical puede ser el germen de un huracán, pero para que este se forme, es necesario que la superficie del agua esté por encima de los 27ºC y que haya una capa espesa de agua caliente en el océano. También tiene que haber, por un lado, vientos con un giro horizontal para que la tormenta se concentre. Por el otro, vientos que mantengan su fuerza y velocidad constante a medida que suben desde la superficie del océano.
Cuando la onda tropical encuentra todos estos ingredientes, se crea un área de unos 50-100 km, donde empiezan a interactuar.
«El movimiento de la onda tropical funciona como el disparador de esa tormenta», explica a BBC Mundo Jorge Zavala Hidalgo, coordinador general del Servicio Meteorológico Nacional de México.
Con información de BBC News