Ser C’horti’, el arte de la permanencia

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Jorge Rodríguez Mar 28, Nov 2023
  • Con unos 33 mil habitantes en Honduras, los Maya C’horti’ se enfrentan a una serie de retos por evitar la extinción cultural en el país centroamericano. 
  • De acuerdo a algunos entusiastas habitantes de Copán Ruinas, en el occidente hondureño, el turismo y el arte podrían ser actividades clave para reconectar a las nuevas generaciones C’horti’ con sus orígenes. 
  • En Guatemala, donde habita la mayoría de los miembros de este grupo étnico, la combinación de técnicas ancestrales de cultivo con tecnologías de manejo agrícola ya ha significado un beneficio para pobladores de comunidades del oriente guatemalteco. 

“Ser chortí hoy en día en Honduras, como ser garífuna, lenca, pech, tolupán, tawahkas, misquito, sigue significando pertenecer a una identidad semi-excluida de los discursos económicos, sociales, culturales y políticos nacionales”, dice el investigador y profesor español Ignacio Mena en su estudio titulado Tradición y cambio cultural en los chortís de Honduras. 

En 2008, año en el que se publicó este estudio, los Ch’orti’, a quienes se relaciona con los mayas yucatecos del sur de México y el norte de Belice y Guatemala y con los choles mexicanos, ya tenían una década de implementar una serie de actividades culturales entre ellos mismos y con otros grupos indígenas de Honduras con el fin de reencontrarse con sus propias raíces y evitar la extinción cultural. 

“Los niños de ahora no se sienten orgullosos de ser Ch’orti’ porque no ven acceso a oportunidades y educación”, dijo Pedro Hernández, quien busca elevar el perfil de su comunidad en el occidental municipio de Copán Ruinas para generar desarrollo a través del turismo cultural. “A mí me gustaría que se les inculcara el arte, las manualidades y el muralismo y que las niñas y niños se sientan identificados con nuestros rasgos culturales”, añadió. 

Algunos niños y niñas de La Pintada, una aldea de Copán Ruinas, han mostrado interés por expresarse por medio del arte y así poder conectar con sus raíces ancestrales. Foto: Jorge Rodriguez/Viatori

Turismo e identidad 

Aprender acerca de los Ch’orti’ representa un desafío, especialmente debido a la escasez de información disponible sobre esta etnia mayense. Factores como el declive de las antiguas civilizaciones en Mesoamérica, la conquista española y la consecuente evangelización, el despojo de tierras por parte de terratenientes mestizos a partir del siglo XVIII, y los conflictos sociales y políticos en Guatemala y Honduras han contribuido a la amenaza de extinción cultural que enfrentan. 

En Honduras, el idioma Ch’orti’ se considera extinto, ya que la mayoría de los 11 mil miembros de este grupo indígena no lo practican. Según Edgar Lemus y Alejandra Menéndez de la Asociación Regional Campesina Ch’orti’ (ASORECH), los únicos lugares donde aún se puede estudiar el idioma son los pueblos guatemaltecos de Jocotán y Camotán, “donde se manifiesta en su forma más pura, aunque ya han incorporado un extenso vocabulario en español”. 

Además, la vestimenta tradicional Ch’orti’ y la práctica de rituales ancestrales, como los tzikines, que establecen vínculos entre vivos y antepasados mediante rezos y ofrendas, así como el apadrinamiento del agua, un ritual en el cual el padrino o chamán realiza ofrendas en altares ubicados en lugares sagrados, como pozas de agua, manantiales o cimas de montañas, han casi desaparecido por completo. 

“Desde pequeño he buscado mantenerme en contacto con mis raíces culturales”, dice Hernández. Bajo la guía de don Bernardino Pérez, quien aún a los 101 años realizaba rituales de agua y conexión con los antepasados, Hernández intentaba aprender el idioma y otras prácticas ancestrales, pero lamentablemente el guía espiritual falleció el año pasado. 

El arte pictórico y la arqueología son dos elementos que mantienen a Hernández cerca de su cultura al borde de la extinción. A través de su emprendimiento, La Pintada Tours, no solo promociona los atractivos turísticos de Copán Ruinas, como el sitio arqueológico, el parque central de la localidad y otros espacios de interés, sino que también ha forjado alianzas con empresarios locales como el Hotel Hacienda San Lucas para atraer turistas y ofrecer recorridos por el sitio arqueológico Los Sapos y su comunidad, La Pintada. 

Ignacia Ramos muestra una de las creaciones textiles que ha podido elaborar como método para recuperar prácticas ancestrales C’horti’ al tiempo de generar desarrollo a través del turismo. Foto: Jorge Rodriguez/Viatori

El arte de la tradición ancestral 

Hernández y los demás habitantes Ch’orti’ de Copán Ruinas han encontrado respaldo tanto en la cámara de turismo local como en el Instituto Hondureño de Turismo, que les proporciona capacitación, construcción de infraestructura turística básica y oportunidades de negocios. 

Carlos Handal, miembro de la cámara de comercio de Copán Ruinas, destaca la realización de talleres para la elaboración de artesanías, como las muñecas de tusa y tejidos tradicionales Ch’orti’. Además, buscan “socios comerciales para promover la venta de estos productos”. 

Ignacia Ramos es una de las mujeres que ha asistido a los talleres para la elaboración de tejidos. Desde un centro de visitantes improvisado en el corazón de La Pintada, utiliza un pequeño telar para conectarse con su cultura y sus raíces. “Mi abuelo era tejedor, así que creo que es de ahí que me viene el gusto por los tejidos”. 

Además de estas actividades, Hernández aboga por que las niñas y niños de la comunidad adquieran otro tipo de conocimientos, como el arte, no solo para elaborar productos de interés turístico, sino también para cultivar un mayor sentido de pertenencia hacia sus raíces ancestrales. 

“Hay gente que ha manifestado el querer pintar y querer mostrar su identidad a través de la pintura o la escultura. En la escuela hay niños que son hijos de artesanos y ellos ya hacen sus propias creaciones pictóricas”. Sin embargo, reconoce la dificultad de esta tarea, especialmente después del fallecimiento de don Bernardino Pérez, quien, originalmente nacido en Guatemala, era la fuente principal de conocimientos ancestrales en la aldea. 

Cabe destacar que es en Guatemala donde reside la mayoría de la población Ch’orti’, con alrededor de 85 mil personas que se identifican con este grupo indígena. A diferencia de Honduras, en Guatemala aún persiste un fuerte sentido de pertenencia a las tradiciones y la cultura Ch’orti’. 

FAO Guatemala implementó un sistema agroforestal basado en conocimiento ancestral C’horti’ que ha permitido mejorar la productividad de varias familias en el oriente del país. Foto: Jorge Rodriguez

El conocimiento ancestral contra las dificultades 

Los C’horti’ ocupan territorios situados en el Corredor Seco centroamericano, una región que ha experimentado un aumento en la frecuencia de eventos extremos de sequía desde 1960 que impactan directamente en sus condiciones de vida. Fenómenos como El Niño en 2016 y 2019 resultaron en la pérdida de más del 60% de las cosechas en esta área. 

Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) concluyó el proyecto Escalamiento de la acción anticipatoria para hacer frente a sequías en el Corredor Seco Centroamérica. Este proyecto implementó acciones basadas en la ciencia, como el suministro de semillas resilientes a las variaciones climáticas, la construcción de estructuras para la captación de agua de lluvia y la introducción del sistema agroforestal denominado Kuxur Rum, un término Ch’orti’ que significa mi tierra húmeda.. 

Este sistema, derivado de la combinación de prácticas agrícolas ancestrales con tecnologías sostenibles para el manejo de cultivos, incluye la disposición de árboles de madre cacao de manera dispersa junto con los cultivos de maíz y frijol. Incorpora además prácticas como la no quema, no roza, podas selectivas y mantiene una cobertura permanente del suelo mediante la deposición de hojas y ramas de los árboles, así como residuos de cosechas que contribuyen a la fertilidad y humedad del suelo. 

Lester García, director del proyecto para Guatemala, destaca que este sistema permite un mejor reciclaje de nutrientes y proporciona a las familias recursos adicionales como leña, madera y material para bosques, al mismo tiempo que aumenta la productividad a nivel familiar. 

La implementación de este sistema agroforestal basado en conocimiento ancestral ha sido especialmente beneficiosa para unas 56 familias que participaron en el proyecto. “Ha sido de gran beneficio porque este sistema agroforestal nos provee de madera, fertilización y productividad para los suelos”, señaló Concepción Suchité, uno de los beneficiados por el proyecto. 

Los C’horti’ enfrentan una situación económica, climática y cultural precaria. A pesar de las diferencias contextuales entre Guatemala y Honduras, comparten el deseo común de subsistir.

Como destaca un grupo de escritores miembros de la comunidad: “A lo largo de nuestra historia, los abuelos de cada generación hemos sido los encargados de mantener la tradición y transmitirla, y hemos contribuido a la sobrevivencia de nuestra cultura. Nuestro mayor legado es que continuamos aquí, presentes”.  

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