Reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, la danza del Rabinal Achí es un legado histórico que cobra vida año con año en el valle de Rabinal, Baja Verapaz.
Durante 10 días los cofrades realizan ceremonias en las que, mediante el fuego y el alcohol, se pide la bendición y autorización de los ancestros para la realización del baile cada año.
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Rabinal y el Museo de la Recuperación de la Memoria Histórica
En el siglo XIV Kajyub era la ciudad principal de los Rabinaleb, una tribu de la etnia maya achí. El principe K’ich’e Achí, destruye cuatro poblados de los rabinaleb, con la intención de reclamar control sobre ese territorio.
En un acto de rebeldía hacia la etnia k’ich’e, los rabinaleb capturan al guerrero enemigo y, por mandato de Job’ Toj, es condenado a muerte.
Desde el siglo XVI el Rabinal Achí es interpretado el 25 de enero, durante la celebración a San Pablo
Durante el baile se representa el hecho en el que K’ich’e Achí acepta su destino y solicita, como deseo antes de morir, que se le permita despedirse de sus tierras, bailar con la princesa Uchuch Q’uq’ Uchuch Raxon (La madre de las Plumas Verdes, la Madre de las Plumas Azules) y beber las bebidas sagradas de Kajyub.
En la danza participan Achij Mun e Ixoq Mun, quienes representan al hombre y la mujer, Rabinal y K’ich’e Achí, guerreros de ambos pueblos, el rey de los Rabinaleb, Job’ Toj, y Uchuch Q’uq’ y trece águilas y trece jaguares, quienes representan a los guerreros de Kajyub.
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Desde el siglo XVI el Rabinal Achí es interpretado el 25 de enero, durante la celebración a San Pablo, patrono de Rabinal. Cada año se elije a una cofradía que es la encargada de realizar los preparativos para el baile, los ritos y las ceremonias espirituales.