¿Por qué se celebra el solsticio de invierno?

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Jorge Rodríguez Vie 18, Dic 2020

Es un cliché mencionar que todas las culturas de la humanidad han celebrado los solsticios desde el inicio de la humanidad misma, pero no hay otra forma de decirlo. El solsticio de invierno, en el hemisferio norte, es de gran importancia para la agricultura, la cohesión social y la abundancia.

Para los primeros pobladores humanos, los ciclos del sol y la luna eran clave para determinar sus patrones de comportamiento, así como sus hábitos de cultivo y consumo. Aunque ahora eso ya no es el caso en la mayoría de sociedades, siguen existiendo grupos de población, como los mayas modernos, que aún realizan rituales para los solsticios y equinoccios.

¿Por qué se celebran?

Ceremonia maya en el Parque Arqueológico Iximché, en Tecpán, Chimaltenango. Foto: CONAP/SIGAP

El solsticio de invierno se produce cuando el Polo Norte está más alejado del Sol. Esto hace que se reciba menos horas de luz y el día sea más corto que el resto. La palabra solsticio proviene del latín solstitium, que significa «el sol se queda quieto».

En las culturas indígenas mesoamericanas e incas, el solsticio de invierno es conocido como el día del «nuevo sol», ya que a partir de esta fecha, los días comienzan a hacerse más largos.

Las ceremonias y rituales que las poblaciones indígenas realizan están orientadas a agradecer por el nacimiento de una nueva luz, así como por la posibilidad de abundancia y bienestar en las cosechas y en la cotidianidad.

En las ceremonias de fuego, los guías espirituales agradecen al Ajaw (Creador) por las bendiciones recibidas durante el ciclo que termina y le piden por una temporada de cosechas abundante y sana. Esta manera de celebrar conecta a los actuales guías con las energías de sus antepasados y del Universo que les rodea.

Solsticio y la arquitectura

Entrada a Parque Arqueológico Uaxactún. Foto: Jorge Rodríguez/Revista Viatori

En Guatemala hay lugares como Uaxactún en el que se construyeron dos templos para celebrar la llegada de los solsticios. Al igual que muchas otras culturas ancestrales en el mundo, los mayas construyeron monumentos para celebrar este tipo de acontecimientos naturales.

A principios del Siglo XX, Uaxactún fue habitado por emigrantes mexicanos que fueron atraídos por el árbol del chicle, que tenía mucha demanda en ese entonces. Lo que es hoy un campo de fútbol y área para realizar actividades propias de la comunidad, antes era utilizada como una pista de aterrizaje por los exploradores de los sitios arqueológicos.

Hoy, el chicle busca retomar su importancia y existen algunos esfuerzos comunitarios por fabricar y comercializar chicle artesanal.

Observatorio astronómico

Uaxactún es un lugar sagrado por su historia y su orientación hacia los astros. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

Uaxactún, como mencionamos antes, fue el observatorio astronómico más grande la región de Tikal. Hoy en día aún atrae a miles de personas que buscan presenciar los equinoccios y solsticios.

En la plaza central del sitio existen tres estructuras, en las que, dependiendo de la época del año, se marca el movimiento del Sol y la Luna. Este fue el sistema en el que los antiguos habitantes del lugar utilizaban para saber la temporada que estaban viviendo, lo que determinaba sus períodos de siembra, cosecha, etc.

Parte de la Reserva de la Biósfera Maya, los habitantes de Uaxactún realizan sus actividades a modo de no dañar el ecosistema forestal.

Se realizan algunas actividades extractivas, como el xate, el chicle y árboles maderables. También se aprovechan algunas plantas comestibles, como la chaya, para la elaboración de comida típica del lugar.

Turismo responsable

El turismo es clave para el desarrollo de los comunitarios de Uaxactún. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

Como cualquier comunidad rural, Uaxactún depende del turismo para dar desarrollo a sus habitantes. Cerca del 20% se dedica a esta actividad, que depende enteramente del turismo que llega a Tikal.

Los guías comunitarios realizan un detallado recorrido por las diferentes áreas en donde hay vestigios arqueológicos, en donde cuentan la relación íntima que poseen con la historia del lugar.

Uaxactún está ubicada a 23 kilómetros de Tikal y el acceso es vía terrestre. Hay servicios de hospedaje, alimentación y de guías. No hay Internet ni servicio telefónico y el agua y la luz son limitados.

A través del servicio turístico de ACOFOP se puede contratar paquetes turísticos.

*Historia publicada originalmente el 21 de diciembre de 2018

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