Desde hace tres años Pablo Martínez y Sofía Godoy dedican su esfuerzo a Étnica, un emprendimiento que los ha llevado a trabajar con comunidades para promover el turismo sostenible, el comercio justo y una mejor exposición de Guatemala en el extranjero. Hoy cuentan con más de 400 socios alrededor del país y varias alianzas con plataformas internacionales que buscan las mejores experiencias para los viajeros.
Un acercamiento con artesanos de Chiapas y Oaxaca, en México, llevó a Pablo Martínez a reconocer que, si este gremio en el norte se veía golpeado por la competencia desleal, parámetros de calidad y de producción, en Guatemala la situación era aún peor. Esto, sumado a la cada vez más extinta cultura de estos grupos originarios, debido a la reventa de sus productos y los compradores intermediarios que los explotan.
A raíz de esto decidió contactar directamente a un grupo de tejedoras guatemaltecas con la intención de apoyarlas. Fue entonces cuando notó que «a la par de las artesanas también hay agricultores, pescadores y miembros activos de las comunidades que buscan ser productivos para no tener que migrar”, cuenta.
Luego de un año de trabajo, en 2016, junto a su compañera y socia Sofía Godoy, dieron vida al emprendimiento social Étnica, el cual tiene como objetivo implementar y expandir el turismo sostenible y comunitario, con beneficio para los locales de cada sitio que visitan los extranjeros.
Pero esta tarea “no fue fácil”. Desde que comenzaron a acercarse a las comunidades supieron que la mayoría de las personas con las que debían trabajar eran indígenas, provenientes de pueblos golpeados por la pobreza, intimidación y el conflicto armado interno. “Ha sido un proceso constante de conocer a las personas, de tomarnos el tiempo para contarles lo que queremos hacer y escuchar lo que ellos tienen en mente”, dice Sofía.
Hoy, según los creadores, Étnica opera en casi toda Guatemala y tienen un poco más de 400 socios con los que trabajan de la mano en cada tour que se organiza. Entre estos mencionan artesanos de cerámica, muñecas, madera y cacao, pintores, tejedoras, agricultores de café y maíz, pescadores e incluso cocineros; así como jóvenes que se capacitan para ser guías y fomentar el turismo en su comunidad.
“Nuestra misión número uno es crear trabajo”, asegura Pablo. Con Étnica se enfocan en dar crédito directo, respetar los tiempos de producción y mantener directamente la comunicación con los artesanos. Esto al tiempo que buscan “educar al turista”, para que valore los productos que compra y entienda la realidad de Guatemala.
Pablo y Sofía también promueven distintas actividades entre las comunidades y los turistas. Entre estas destacan los talleres y clases de telar y cerámica, así como el programa de Homestays, en donde los extranjeros pueden alojarse en casas de los locales.
Los principales destinos que actualmente tienen mayor demanda para Étnica son el Altiplano, el norte en Petén, el Atlántico en Izabal y la costa sur. Sin embargo, confiesan que el interés por viajar dentro de Guatemala crece cada vez más, tanto en el público extranjero como en los propios guatemaltecos.
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“A Guatemala le hace falta exposición y buenas prácticas. Hay veces que caemos en la teatralización y explotación de identidad y no hay necesidad de eso”, comenta Sofía. Con la intención de romper con esta representación, Étnica colabora con plataformas digitales de turismo sostenible de Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Estados Unidos, Reino Unido y están en charlas con países latinoamericanos.
Sofía asegura que algunos de estos tienen una trayectoria más avanzada, ya que trabajan con temas de sostenibilidad y el tipo de personas que atraen, es decir viajeros más conscientes que buscan adentrarse en el turismo cultural. “Queremos que tengan el anhelo de volver en una segunda y tercera ocasión, ya sea solos, con familia o amigos “, concluye Pablo.