Los gatos domésticos y su impacto ambiental

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Tran Mau Ti Tram/Unsplash Dom 24, Ene 2021

Gatos, gatos, gatos. Por alguna razón que sobrepasa mi entendimiento, los gatos domésticos están por todos lados. Ellos, sin la ayuda de nadie más, lograron instalar la idea del «meme» en la mentalidad de toda la población humana. Porque de los videos graciosos de gatos abriendo puertas, o jugando con pelotas, con la luz de una linterna o tocando el piano, estos pequeños felinos pasaron a protagonizar los primeros memes virales de la historia.

Los gatos (Felis catus) fueron domesticados, presumiblemente, en el antiguo Chipre, hace más de 9,500 años. La humanidad ha tenido una relación de amor/odio con esta especie, ya que incluso, en el siglo XIII, el Papa Gregorio IX decretó que eran la reencarnación de Satanás en la Tierra. Luego de estos tormentosos inicios, hoy son la especie doméstica más abundante en todo el planeta.

Y si bien pueden ser considerados como una excelente compañía, en comparación con el debate eterno de los perros, ya que son mucho más independientes, y no requieren de tanto cuidado como los canes, hay siempre un lado oscuro que, muy probablemente, la mayoría de personas no considera. Lejos de las ideas de brujería y superstición, los gatos tienen un importante impacto ambiental, ya que causan la muerte de millones de especies de animales, como aves, reptiles y pequeños mamíferos.

En 2014, el Grupo Especialista de Especies Invasoras (GEEI) de la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), realizó un listado con las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, y, oh sorpresa, los gatos aparecen en ella.

El asesino urbano más eficaz

Los gatos son excelentes cazadores y matan a millones de animales anualmente. Foto: Vista al Mar

El Ecology Global Network, estimó que en el planeta podrían existir unos 600 millones de gatos, incluyendo aquellos que son abandonados, lo que se podría traducir en un gato por cada 10 seres humanos. Estos están divididos en unas 71 especies, según The International Cat Association (TICA). Sin importar si son domésticos o callejeros, han reducido alarmantemente las poblaciones de aves, mamíferos, reptiles y anfibios en todo el mundo.

Solo en el continente americano, se estima que los gatos domésticos en libertad matan entre 1,400 y 3,700 millones de aves y 6,900 a 20,700 millones de mamíferos anualmente, siendo, según un estudio de 2013, los callejeros quienes producen la mayor cantidad de muertes de vida silvestre. En Estados Unidos, los felinos, con o sin dueño, son responsables de la muerte de entre 258 y 822 millones de reptiles y entre 95 y 299 millones de anfibios.

Y las cifras son alarmantes en todas partes del mundo. En el Reino Unido, los gatos son responsables de la muerte de 57 millones de mamíferos, 27 millones de aves, cinco millones de reptiles y anfibios, esto según un estudio hecho durante solo 5 meses. En Holanda los gatos depredan una media de 141 millones de animales silvestres. En Australia, matan una media de 377 millones de aves y 649 millones de anfibios y reptiles anualmente.

En Centroamérica se estima que hay unos 11 millones de perros y gatos domésticos, siendo Costa Rica (62%), el país en donde más familias conviven con uno de estos animales, seguidos por Honduras y Nicaragua (50%), El Salvador (40%) y con menor porcentaje, Guatemala (33%) y Panamá (35%).

A pesar de estos números, no existe un registro certero de cuántos perros y gatos son abandonados en la región, ni tampoco el impacto que estos animales tienen, especialmente los felinos, en la muerte de otros animales, como las aves y los reptiles.

Un gato extinguió una especie de ave en un año

A finales del siglo XIX, un solo gato fue el causante de la extinción de una especie de ave en una isla de Nueva Zelanda. Foto: Ke Vin/Unsplash

En 1894, en la Isla de Stephens, en Nueva Zelanda, David Lyall, fue contratado para asistir al farero del faro que recién se había inaugurado en el lugar. Entonces, esta isla era un lugar bastante inexplorado y deshabitado, por lo que Lyall se llevó consigo a su gata preñada, llamada Tibbles, como compañía.

Los gatos sienten emoción durante una cacería, algo similar a lo que sucede cuando juegan con la luz de una lampara o un estambre de hilo, ya que lo encuentran divertido. Es por ello que, aunque no tengan hambre, matarán a un animal pequeño solamente por diversión, por lo que es usual que lleven a sus dueños regalos como aves, mamíferos o pequeñas lagartijas.

Y eso fue lo que sucedió con Tibbles y Lyall. Al poco tiempo de estar en la isla, el asistente del faro empezó a recibir regalos, en forma de aves muertas, de parte de su gata. Todas las aves que recibía de parte de Tibbles, Lyall las conocía, era naturalista por afición, a excepción de una. Esta ave era pequeña, oliva en la parte posterior, pálida en el pecho, con las plumas del cuerpo bordeadas de marrón. Tenía una estrecha franja amarilla blanquecina sobre el ojo, alas cortas y un pico largo y recto.

Al no saber nada de esta especie, envió un ejemplar disecado a ornitólogos famosos de Nueva Zelanda, incluyendo a H.H. Travers, con lo que se logró determinar qué especie era. Conocida como chochín de Stephens, o el xenicus de Lyall, a esta pequeña ave que no podía volar se le dio el nombre científico de Traversia lyalli. El problema surgió debido a que Tibbles tuvo a sus crías, y estas colonizaron la isla, matando a todos los ejemplares del chochín.

En febrero de 1895, un año después de la llegada de David Lyall a la isla de Stephens, este escribió: «los gatos se han vuelto salvajes y están causando estragos entre todas las aves». Esta noticia llegó a oídos de la prensa neozelandesa de la época, lo que provocó que el periódico The Press de Christchurch, escribiera un editorial el 16 de marzo de 1895. «Hay muy buenas razones para creer que el pájaro ya no se encuentra en la isla y, como no se sabe que exista en ningún otro lado, aparentemente se ha extinguido por completo. Este es probablemente un récord en el camino del exterminio».

En 1898, un nuevo encargado del faro, solicitó al Departamento de Marina municiones para poder deshacerse de la plaga de gatos que desbordaba la isla. 26 años después, la isla fue declarada libre de gatos.

¿Cómo reducir el impacto ambiental de los gatos?

gatos domésticos

Existen acciones que pueden realizarse para reducir el número de animales domésticos callejeros en todo el mundo. Foto: Jari Hytönen/Unsplash

El rescate de gatos y perros callejeros, es una actividad que se ha puesto de moda en el mundo durante los últimos años. Existen muchas organizaciones y personas dedicadas a recuperar a estos animales, para luego ofrecerlos en adopción.

Sin embargo, y debido a la gran cantidad de individuos que son abandonados, y a su posterior reproducción, el esfuerzo de estas entidades es muchas veces insuficiente para prevenir que estos se conviertan en un problema para los municipios y la vida silvestre en general.

En Estados Unidos, la Dumb Friends League estima que en ese país existen entre 6 y 8 millones de refugios de animales en todo el mundo. Sin embargo, eso no es suficiente como para evitar que los gatos maten a 2,4 mil millones de aves. Estos refugios sacrifican entre 3 y 4 millones de animales, que no son reclamados por sus dueños o no son dados en adopción.

A diferencia de lo ocurrido en la Isla de Stephens, la eliminación de la población mediante la cacería no podría ser una alternativa muy bien vista en esta época. Lo que los expertos sugieren, es la inmediata vacunación, la esterilización y la limitación del número de gatos por propietario. Otra medida para evitar que los felinos domésticos reduzcan el número de aves y otros animales que matan, es poniéndoles cascabeles, ya que esto permitiría a los animales ser alertados de su presencia y poder escapar.

Para evitar la muerte de la vida silvestre, así como la de animales domésticos que son rescatados y sacrificados en refugios animales, la asociación Protección Animal Mundial enfatiza en que la esterilización y la identificación de las mascotas son clave para ello. También resaltan la tenencia responsable de parte de las personas, pero es en este caso en donde se puede estar fallando en este tema.

Es importante que exista un trabajo equilibrado entre las autoridades locales, quienes sean las encargadas de legislar a favor de castigos para aquellas personas que abandonen a sus mascotas, así como también educar a las personas para crear una cultura de tenencia responsable.

Hay que recordar que por mucha ternura y pasión que los gatos generan en las personas, debemos de actuar siempre con responsabilidad. Los perros y gatos callejeros son un riesgo para la salud de los seres humanos, y para la vida de millones de especies silvestres.

Fuente: Pajareando

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