Las baleadas, la quintaesencia de la gastronomía callejera de Honduras

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Jorge Rodríguez Mar 31, Oct 2023

Muchos son los países que se dan a conocer al mundo por una comida en particular, que es a la vez versátil en sus preparaciones y fácil de consumir. Que pueden comerse como un snack a la hora del almuerzo o cena, o bien hacer de ellas un platillo principal para una cena familiar o con amigos. Si para México, eso son los tacos y para El Salvador, las pupusas, en el caso de Honduras esas son las baleadas.

El origen de esta comida no es del todo claro ni siquiera para los propios hondureños. Hay quienes dicen que estas surgieron debido a la llegada de inmigrantes del medio oriente para trabajar en el puerto de Tela. Otra de las teorías es que surgieron en un barrio de San Pedro Sula, al occidente del país, en donde una señora que vendía comida en la calle, sobrevivió a una balacera y a partir de ahí se le conoció como “la baleada”. Y la otra habla que en la década de 1950 en La Ceiba, trabajadores de la empresa frutera que operó en el país durante ese período, comían tortillas de harina rellenas de frijoles fritos y queso seco al inicio de su jornada laboral.

A pesar de la variedad de historias, no existe un consenso claro con respecto al origen, pero sí en el secreto de una buena baleada: la tortilla. Una baleada es, en esencia, una tortilla de harina de trigo rellena con una capa de frijoles rojos refritos triturados, crema y queso duro rallado.

María Elena trabaja en un puesto callejero de baleadas en La Ceiba, al noroccidente de Honduras. “La clave para hacer una buena tortilla está en la muñeca. Hay que saber cómo mover las manos para extender la masa”.

La baleada, al igual que un taco, una pupusa o un pedazo de pizza, es una comida rápida que se puede consumir ya sea sentado o de camino hacia el trabajo. De hecho, como en el puesto de doña Antonia frente a la plaza central de La Ceiba, donde trabaja María Elena, se creó una especie de drive thru, o autoservicio, en donde los clientes piden desde su vehículo. “Se forman filas de carros frente a estos puestos”, contó el alcalde de este municipio Jerry Sabio.

Pero como con esas comidas mexicanas, salvadoreñas o italo-americanas, en la variedad está el gusto y la creatividad siempre es parte de estas preparaciones que se van adecuando al gusto de los clientes, de la región donde se consumen y de los ingredientes disponibles.

“Algunas baleadas se preparan con aguacate, huevo, carne, chicharrón, pollo. Ahí depende del gusto del cliente”, contó María Elena.

La popularidad de las baleadas, sin embargo, contrastan con lo reciente de su historia. Honduras, al igual que los países mesoamericanos como Guatemala, El Salvador e incluso México, basa sus tradiciones en las de los pueblos indígenas que habitaron estas zonas antes de la invasión española a mediados del siglo XV y la gastronomía no es excepción. “La comen más en zonas del Caribe, porque aquí somos más de tortillas de maíz”, contó Pedro Hernández, residente de Copán Ruinas, y de origen Maya Chorti’.

Junto con los ejércitos españoles, vinieron muchas costumbres y prácticas culinarias heredadas del Medio Oriente, entre ellas las tortillas de harina de trigo. Según El Rghaif, es un pan plano, también conocido como crepe, elaborado de harina de trigo con muy poca levadura, que es de consumo corriente desde hace siglos en varias regiones de África del norte. Este llegó a España en el siglo VIII y pasó a ser parte de la gastronomía española durante siglos.

Al igual que las baleadas modernas, el Rgahif puede prepararse con todo tipo de rellenos, ya sea salado o dulce, y se puede comer como merienda o como un plato liviano durante el día.

Las baleadas son, además de un elemento esencial en la cocina tradicional cotidiana hondureña, una oportunidad de desarrollo para las mujeres catrachas. De acuerdo con The Global Economy, apenas un 42,33% de las mujeres en edad laboral cuentan con un empleo formal, versus el 78,94% de los hombres y es a través de la venta de comida callejera que muchas de estas mujeres sin oportunidades pueden encontrar un ingreso constante para mantener sus hogares.

Es más, la importancia de este platillo llevó a que el 16 de junio de 2018 se celebrara el primer Día Nacional de la Baleada y desde entonces se ha convertido en una fecha de importancia nacional y una oportunidad para presentar nuevas innovaciones a un platillo que, sin mucha historia como otros platillos de origen indígena, ha pasado a ser un símbolo de Honduras para el mundo.

“Durante 18 años de mi vida me he dedicado a la preparación de las baleadas y es algo que me hace sentir muy orgullosa como hondureña”, finalizó María Elena.

Fotografías por Jorge Rodriguez. Sigue este enlace para ver más acerca de las baleadas, el orgullo culinario hondureño.

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