El jaguar y su protección, los esfuerzos regionales por esta emblemática especie

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Gabriel Urruela Vie 27, Nov 2020
  • El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande del continente americano. Está catalogado como Casi amenazado en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
  •  La importancia de este animal llevó a declararla como especie emblemática para todo el continente, e incluirla en los apéndices I y II del convenio de Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), lo que prioriza su estatus de conservación en todos los países de América.

El jaguar (Panthera onca), con un peso de entre 30 a 100 kilos, es el felino más grande de América. Está distribuido por todo el continente americano, desde el sur de Estados Unidos, México y Centro América hasta llegar a Sudamérica. Se le considera extinto en El Salvador, Chile y partes de EE.UU. y se estima que actualmente sólo ocupa el 46% de su área de distribución histórica.

Su período de actividad depende de la disponibilidad de sus presas, pueden atacar de día y de noche. Son terrestres, aunque suben bien a los árboles, y también son buenos nadadores.

Por su alta sensibilidad a la cacería, a cambios en la cobertura boscosa de su hábitat y en las poblaciones de sus presas, así como variaciones en las fuentes de agua, su presencia es considerada un buen indicador del estado de conservación de los ecosistemas. Se le conoce también como “especie sombrilla”; ya que cuando se le protege, se protege también a una gran cantidad de especies con las que coexiste.

La protección del jaguar es una de las claves para la conservación de zonas como la Selva Maya, y otros bosques y corredores biológicos importantes de Centroamérica. Este juega un papel importante en la regulación de las poblaciones de otras especies.

En febrero pasado, durante la decimotercera Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), 18 países del continente aprobaron la implementación de la Hoja de Ruta para la Conservación del Jaguar en las Américas 2030, y así incluirlo en  los Apéndices I y II de la CMS..

Según estos apéndices, los jaguares americanos tendrán una protección más estricta, al igual que todas las especies migratorias en peligro, y se beneficiarían de una mayor cooperación internacional y de acciones de conservación.

Por sus características transfronterizas y su gran impacto en los ecosistemas en los que habita, hoy el jaguar es considerado como una especie emblemática, y cada nación se compromete a realizar todos los esfuerzos necesarios por protegerlo, así como sus hábitats y las presas de las que depende.

En busca del equilibrio

Foto: Jonfunk/Flickr

La premisa de esta iniciativa es: si se protege al jaguar, se protege también a toda la vida de la cual este depende. En todo el continente hay detectados 30 paisajes prioritarios, conocidos como Unidades de Conservación del Jaguar (JCU, por sus siglas en inglés). La idea es conectarlos para formar una sola unidad ecológica, el Corredor del Jaguar.

Según el documento de la iniciativa, el éxito de esta estrategia pasa por lograr un trabajo intersectorial (áreas protegidas y zonas de producción) en diferentes niveles (nivel paisajístico, nacional, transfronterizo y regional). Los países deben de estimular el desarrollo sostenible, reducir el conflicto jaguar-humano en paisajes dominados por humanos y aumentar la seguridad y conectividad de los núcleos de las áreas protegidas.

 “Muchos hemos visto hermosos planes con un impacto nulo”, dijo John Polisar, defensor del jaguar y coordinador del Programa del Jaguar de WCS. En una publicación hecha para National Geographic, afirma que la humanidad debe de comprender que no somos los únicos habitantes del planeta que dependemos de la productividad de la tierra, y que si bien, como especie debemos prosperar, “también necesitamos mantener un espacio para las plantas y animales del mundo natural”.

Si bien, en la actualidad existen varias amenazas serias que se ciernen sobre la conservación del jaguar, también existen muchos esfuerzos, públicos y privados, que nos dan esperanza. “Lograr que la actual cobertura boscosa y las poblaciones se mantengan a los niveles actuales ya es ganancia”, afirmó Polisar.

Para Mesoamérica, los cinco grandes bosques, que forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano, también formarán parte de este Corredor del Jaguar. En todos ellos, según sus características, se realizan acciones que benefician la subsistencia de los jaguares y de los ecosistemas de los que depende. Las JCU de la región son Selva Maya entre México-Guatemala y Belice, La Moskitia entre Honduras y Nicaragua, Indio-Maiz-Tortuguero entre Nicaragua y Costa Rica, La Amistad entre Costa Rica y Panamá, y el Darién entre Panamá y Colombia.

Centroamérica y sus esfuerzos de protección del jaguar

El estado de conservación del jaguar en la Reserva de la Biosfera Maya, en Guatemala, es uno de los mejores, dice Francisco Asturias, conservacionista guatemalteco. Foto: Stan Petersen/Pixabay

“La situación actual del jaguar en la Reserva de la Biosfera Maya en una de las mejores que existen en las áreas protegidas de Mesoamérica”, dijo Francisco Asturias, reconocido conservacionista guatemalteco. Tanto él como Polisar coinciden en asegurar que lo que se realiza en la Selva Maya (Mëxico-Guatemala-Belice) es de beneficio para el jaguar y sus ecosistemas.

Según estudios realizados por WCS Guatemala, en esta zona se estima la presencia de 1.5 jaguares por cada 100 km2, cifra equiparable a la estimación poblacional en Suramérica (1.95/100km2). En este país, es el modelo comunitario forestal el que enmarca todas las estrategias de conservación al norte. Guardan el 33% de la cobertura boscosa total nacional, lo que beneficia a la vida silvestre que habita dentro de esta zona protegida.

En Belice, en 2019, el gobierno declaró la creación del Corredor del Bosque Maya, que conecta dos grandes áreas protegidas, la Reserva del bosque del Manatí y el Área de Manejo y Conservación del Río Bravo. Estas dos zonas son vecinas de las Montañas Mayas y los Bosques Bajos Mayas, o la Selva Maya, que Belice comparte con Guatemala y México. Toda esta zona tiene una dimensión de 20 kilómetros de largo y 7 kilómetros de ancho. Dentro de este gran corredor están pequeñas áreas protegidas como Monkey Bay Wildlife Sanctuary y Labouring Creek Jaguar Corridor, que habían sido creadas con el mismo objetivo de dar a los jaguares zonas de paso inalteradas.

“Internacionalmente la gente está contenta por la creación del corredor en Belice. Ahora, es necesaria la creación de mecanismos que permitan el intercambio de información entre los países”, dijo Bart Harmsen, un investigador y biólogo holandés, miembro de la organización Panthera. La idea de este corredor, y del anhelo de construir políticas en común, es el de tomar conciencia de que los jaguares, así como el resto de vida silvestre, no conocen de fronteras, por lo que el trabajo en conjunto se hace esencial.

Incluso, se tiene evidencia fotográfica de esta migración constante. En 2009 y 2011, con cámaras trampa, se captó en Belice a un jaguar conocido como Cola corta (short-tail). Luego, en 2013, fue captado en Guatemala y en 2014 de vuelta en Belice. No fue sino hasta en 2018, en una conferencia entre expertos de ambos países, que se dieron cuenta de que era el mismo individuo, el primer jaguar transfronterizo registrado en la zona.

El Pantanal, en Brasil, es una de las zonas en donde mayor densidad de jaguares hay en todo el continente americano. Foto: Richard Barrett/WCS Londres

En Honduras, con el apoyo de PNUD en ese país, en 2018 se reportó la primera investigación científica sobre el jaguar en el departamento de Yoro, que se realizó en el Refugio de Vida Silvestre Texiguat y los Parques Nacionales Montaña de Yoro y Pico Pijol. Mediante la instalación de cámaras trampa, se logró establecer la presencia de las cinco especies de felinos registradas en ese país. Puma concolor, Leopardus pardalis, Leopardus wiedii, Puma yagouaroundi y Panthera onca

Con esta investigación se confirmó, que además de la Moskitia, el jaguar está presente en direrentes áreas boscosas de Honduras. “(Se) perfila el sector de Yoro como un corredor alterno que podría aliviar la amenaza que enfrenta el jaguar ante el creciente desarrollo urbano-industrial y agroindustrial entre las ciudades de San Pedro Sula, Puerto Cortés y Tela”, dijo PNUD. Esto abre las puertas a la creación del Corredor Biológico del Yoro, lo que beneficiaría las políticas de conservación hondureñas.

También hay que resaltar el trabajo que se realiza en Costa Rica. Un artículo publicado por Mongabay LATAM, cuenta que se realizan estudios genéticos para determinar factores como la diversidad genética de las poblaciones de felinos salvajes en el país. Los investigadores han recolectado muestras de heces, pelos, tejidos, sangre y huesos de felinos atropellados.

Estas muestras han sido recolectadas desde 2010. Inicialmente, se enviaban a Nueva York para su análisis, pero ahora este se lleva a cabo en la Universidad de Costa Rica. Todos estos esfuerzos buscan, además, conocer patrones de comportamiento, hábitos alimenticios y distribución poblacional, tanto dentro como fuera de las fronteras del país centroamericano.

Según declaró a ese medio internacional Roberto Salom, director del programa Jaguar para Mesoamérica y director para Costa Rica de Panthera, uno de los grandes objetivos de estos estudios genéticos, es poder encontrar barreras físicas (carreteras, uso del suelo, etc.) al flujo genético de los jaguares, y el resto de felinos que habitan en el país, y saber “por qué las poblaciones todavía se mantienen conectadas de alguna manera”.

Amenazas reales

La piel, los huesos, colmillos y otras partes del jaguar, son parte de un mercado ilegal auspiciado por China. Foto: Diego Shoobridge/Parkswatch

Todo esto no debe de hacernos olvidar que el jaguar, como miles de especies animales del planeta, corre grave peligro de desaparecer, particularmente por las acciones humanas en contra de su vida y la de su entorno. Pérdida de ecosistemas y la reducción de la biodiversidad, cacería ilegal, el aumento de los conflictos jaguares-humanos y la poca inversión, o interés, de parte de los gobiernos, son los peligros que los jaguares corren en la actualidad.

Hay que añadir una amenaza que crece cada vez más: el tráfico ilegal de las partes del jaguar a mercados asiáticos, especialmente de China. Hay casos en Perú y otros países suramericanos, en donde ya existe evidencia de un mercado negro de tráfico de huesos, dientes y pieles de jaguar.

“Existen mercados que están en crecimiento exponencial hacia China”, dijo Asturias. “Ya tenemos informes de que en la línea fronteriza de México-Guatemala, por la selva lacandona, han aparecido jaguares sin cabeza. Todos estos son indicadores de que ya ese tráfico ilegal está entrando en nuestro país”.

La pandemia de la COVID-19 ha venido a evidenciar la debilidad de los estados en el resguardo de su patrimonio natural. “Las razones que los asiáticos aprovechan para promover estas acciones ilegales, son la pobreza y la corrupción de nuestras autoridades”, agregó Asturias.

En Guatemala, por ejemplo, las entidades de conservación han visto la reducción del presupuesto, lo que se traduce en la reducción del personal encargado de la protección de las áreas naturales. Y esa es otra de las grandes amenazas para el éxito de la estrategia continental de protección del jaguar. Polisar mencionó que la “inadecuada inversión pública”, se traduce en peligros para las especies silvestres. “Hay recursos, pero no terminan llegando a donde se supone que deberían llegar”, dijo.

el jaguar y su protección

En todo el continente, los esfuerzos por proteger al jaguar se maximizarán. Foto: EFE

Pero, el experto en jaguares de la WCS, admitió también que el espíritu de la Hoja de Ruta para la Conservación del Jaguar en las Américas 2030 pasa por reconocer los esfuerzos que ya se hacen en la actualidad, mediante incentivos, capacitación y apoyo en la protección de áreas críticas.

“Hemos comprobado que en bosques productivos, con un manejo forestal adecuado, o en fincas y territorios indígenas ambientalmente amigables, la coexistencia de jaguares y humanos puede florecer”, dijo.

WCS Guatemala, en conjunto con otras instituciones, como el Programa de Pesca y Vida Silvestre de los EEUU (USFWS), realizó un manual llamado “Conviviendo con el jaguar”, con el objetivo de informar a la gente acerca de prácticas amigables con el jaguar y otros felinos carnívoros. “En la ruta que lleva a Tikal, se pueden ver rótulos que dicen “Fincas amigables con el jaguar”, que es un proyecto que trabajamos con muchos finqueros de la zona y con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGA)”, mencionó García.

Con la declaratoria del jaguar como especie emblemática del continente, su conservación se muestra como un excelente motivo para enseñar resiliencia a las comunidades y al sector productivo.

También es un excelente aliado en la lucha por alcanzar las metas de desarrollo de Naciones Unidas (manejo sostenible de los bosques, reducción de la degradación de los ecosistemas y producción responsable). “Ayuda a enfatizar en la importancia que la conservación del jaguar tiene en planes sostenibles de energía, agricultura y la expansión de la infraestructura de los países”, concluyó Polisar.

Este trabajo fue hecho gracias al apoyo de Google Media Emergency Fund.
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