Este mes de mayo, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) abrirá dos concursos destinados a la compra de un bloque superior a 100 megavatios de energía solar para los años 2024-2025 y un bloque de energía eólica de 40 megavatios para 2025.
Estas compras se alinean a las intenciones del país por electrificar su economía a partir de fuentes renovables y, con ello, descarbonizar su desarrollo. Todo con miras al 2050, año en que se prevé alcanzar el cero neto.
Eso conllevará un incremento en la demanda proyectada entre 2023 y 2040, dado que se sumarán sectores que aún no están completamente electrificados, como es el caso del transporte. Para cubrir esa demanda, el ICE proyecta aumentar la participación solar y eólica en la matriz eléctrica del país.
De hecho, y según el Plan de Expansión de la Generación 2022-2040 (PEG 2022), se prevé una alta penetración de las fuentes solar y eólica en todo el período: entre el 2024 y 2028, la capacidad identificada es de 605 megavatios y, entre 2029 y 2035, es de 890 megavatios.
La decisión se basa en que, a partir del 2024, se presentarán necesidades que requieren nuevas capacidades en el sistema y, dado el poco tiempo disponible, estas serán atendidas por proyectos eólicos y solares, ya que estos son de rápida implementación.
“A pesar de ser tecnologías de bajo costo, debido a su alta variabilidad, el potencial de energía de las fuentes eólica y solar no es comparable con el potencial de energía de las fuentes hidráulica, geotérmica y térmica. Al incorporar un alto componente de fuentes de energía renovable a la red, deben preverse también tecnologías de generación capaces de regular esta variabilidad para mantener la confiabilidad del sistema”, se lee en el PEG 2022.
Por esta razón, el ICE también prevé la entrada en operación del proyecto hidroeléctrico Fourth Cliff en 2030 y el proyecto geotérmico Borinquen II en 2032. Estas medidas se verán reforzadas con la incorporación de 300 megavatios de almacenamiento con baterías.
De esta manera, para 2040, Costa Rica tendrá una capacidad instalada de 5.637 megavatios, es decir, cerca de 2.155 megavatios adicionales a la actual, además de una producción bruta de 15.703 gigavatios hora anuales, cerca de 3.163 más que en 2021.
En 2022, las fuentes eólica y solar alcanzaron la cifra récord del 12% de la electricidad mundial, según el informe Global Electricity Review 2023 de Ember. Vale recordar que en el 2015, cuando se adoptó el Acuerdo de París, estas fuentes renovables representaban solo un 5% del total.
“La energía solar fue la fuente de electricidad de más rápido crecimiento por decimoctavo año consecutivo, con un aumento interanual del 24 % y una cantidad de electricidad suficiente para abastecer a toda Sudáfrica. La generación eólica aumentó un 17% en 2022, suficiente para abastecer a casi todo el Reino Unido”, se lee en el informe.
Actualmente, las fuentes solar y eólica representan más del 10% de la producción de energía en 60 países. En América Latina y el Caribe, Uruguay (36 %) y Chile (28 %) registran los porcentajes más altos de las energías eólica y solar.
En conjunto, todas las fuentes renovables se utilizaron para producir el 39% de la electricidad mundial en 2022, lo que representa un nuevo récord. Sin embargo, el carbón sigue siendo la mayor fuente energética, con una generación eléctrica del 36%.
De hecho, el crecimiento de la generación eólica y solar en 2022 cubrió el 80% del aumento de la demanda global de electricidad. “A pesar de la crisis mundial del gas y de los temores de una vuelta al carbón, fue ese aumento de la eólica y la solar el que limitó el aumento de la generación de carbón (+1,1%). La generación de electricidad a partir de gas descendió muy ligeramente (-0,2%) en 2022. En conjunto, eso significa que las emisiones del sector eléctrico aumentaron un 1,3% en 2022, alcanzando un máximo histórico”, señala el informe.
Asimismo, los autores consideran que el 2022 marcó “un tope de las emisiones relacionadas con el sector eléctrico y el último año de crecimiento de las energías fósiles en ese sector”. Como resultado, en 2023 se produciría un pequeño descenso de la generación fósil (-0,3%), con caídas mayores en los años siguientes a medida que se acelere el despliegue eólico y solar.
“En esta década decisiva para el clima, comienza el fin de la era fósil”, declaró Magorzata Wiatros-Motyka, quien es la autora principal del informe. “Estamos entrando en la era de la energía limpia”, enfatizó.
Para alcanzar el cero neto en 2050, la eólica y la solar deberán alcanzar el 41% de la electricidad mundial en 2030, frente al 12% en 2022.