Decidir visitar San Martín Jilotepeque puede tener muchos motivos. Comer sus famosos platillos típicos como el pulique o el suban’ik, o bien ir a alguno de los sitios arqueológicos que están en el área o, dependiendo de la época, ver la cosecha de zompopos de mayo y comprar una libra de este peculiar deleite gastronómico.
Te puede interesar: Zompopos de mayo
Otra razón puede ser la de ir a Chigonzalez y conocer a un grupo de mujeres con negocios basados en procesos amigables con el medio ambiente. A partir de un capital semilla de unos US$170, este grupo de emprendedoras se hace con dos crías de cerdo con lo que inician una cadena de producción casera, totalmente ecoamigable.
La importancia de una empresa de este tipo es la organización. Los animales deben de estar en un lugar apropiado para ellos, tener la alimentación adecuada y contar con un sistema de recolección de desechos. Porque es ahí donde comienza todo.
Los desechos de los cerdos son utilizados para la producción de abono natural gracias a la utilización de la lombriz californiana, conocida también como coqueta roja. El abono que se obtiene se utiliza para fertilizar sus tierras en donde siembran rábano, tomate, chile, cilantro, apio, café y frijol. Estos productos son para consumo propio y para la venta al público.
Te puede interesar: Concesión forestal, un modelo a imitar
Mientras la coqueta roja produce el abono a partir de desechos orgánicos (pulpa de café, estiércol y otros desperdicios generados en el hogar), también se obtiene un líquido llamado humus. Este se usa como insecticida orgánico para el café, lo que ayuda a combatir plagas como la roya, entre otras. Algunas de ellas lo envasan y lo venden en el mercado local.
Leticia Pixiyá es una de las mujeres que ha creado un modelo de negocio exitoso. “Hemos podido generar un ingreso a nuestros hogares» dice. A partir de la crianza de los cerdos ahora vende productos «100% orgánicos» en el mercado de San Martín Jilotepeque.
Las mujeres que ya iniciaron con el proceso, regresan un 30% del capital semilla (unos US$50) para que otras inicien su propio negocio. Además de beneficiar a mujeres de Sacatepéquez, este proyecto se ha extendido a comunidades de Jutiapa y San Marcos.
Si alguna vez visitas este municipio de Chimaltenango en busca de su comida típica, sus sitios arqueológicos y su historia (San Martín Jilotepeque fue, por cuatro días capital del Estado guatemalteco en 1826), no olvidés comprar productos provenientes de Chigonzalez para apoyar a estas mujeres innovadoras.