La vida entre volcanes
Los volcanes siempre han provocado nuestra admiración, pero los mismos juegan un papel fundamental en nuestra existencia, desde influir en el clima hasta provocar grandes extinciones. Guatemala existe entre volcanes, y su historia pasada y presente está marcada por ellos.
El Volcán de Fuego ha sido descrito desde tiempos ancestrales como uno en constante actividad. La erupción del 3 de junio de 2018 causó la muerte de más de 300 personas y dejó varios heridos. Los lugares más afectados fueron las aldeas, caseríos y colonias aledañas al volcán, que fueron soterradas por los violentos flujos piroclásticos. Viatori/Carlos Duarte
Se desconoce hace cuántos miles de años hizo erupción por primera vez el volcán de Pacaya, pero se han registrado al menos 23 erupciones desde la época de colonización española de América en Guatemala. Su actividad es del tipo estromboliano y ocasionalmente pliniano. Viatori/Carlos Duarte
Magma fluye del interior del Volcán de Pacayá, ubicado en el municipio de Amatitlán en el departamento de Guatemala y el municipio de San Vicente Pacaya en el departamento de Escuintla, Guatemala. A lo largo de los anos, pero recientemente en los años 2010 y 2020, este volcán ha tenido potentes erupciones que han afectado tanto a comunidades cercanas, como a la Ciudad Capital. Viatori/Carlos Duarte
Turistas observan los ríos de lava del Volcán de Pacayá. Este es parte del Arco Volcánico Centroamericano, una cadena de volcanes situada a lo largo de la costa del Pacífico de Centroamérica, que se formó por la subducción de la placa de Cocos debajo de la placa del Caribe. Yace en la orilla de una considerable caldera formada en la era del Pleistoceno que contiene el lago de Amatitlán. Después de estar dormido durante un siglo, hizo erupción violentamente en 1965 y desde entonces ha estado en constante actividad eruptiva. Viatori/Carlos Duarte
Una fuerte erupción del Volcán de Fuego en 2018, dejó tal devastación, que el paisaje vecino parecía salido de una escena de El Señor de Los Anillos. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
La vegetación en la aldea El Rodeo, ubicada en las faldas del volcán de Fuego, se vieron afectadas por la grave erupción ocurrida en 2018. Se estima que más de 1200 vidas humanas se perdieron durante este evento. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
La ceniza expulsada por el volcán de Fuego provocó una pequeña crisis alimentaria, ya que los cultivos para la subistencia de las familias se vieron gravemente afectados. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
La erupción del volcán de Fuego en 2018 afectó gravemente a los cultivos ubicados en los alrededores del volcán. Miles y miles de dólares se perdieron en productos agrícolas, afectando a cientos de familias locales. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori
Un avión de pasajeros cubierto de ceniza en el Aeropuerto La Aurora, en Ciudad de Guatemala. El jueves 27 de mayo de 2010, el volcán hizo erupción. La columna de ceniza alcanzó hasta mil 500 metros de altura afectando a la Ciudad de Guatemala y otros 3 departamentos de la República. Causó el cierre del aeropuerto capitalino, pues dicha erupción produjo una lluvia de arena volcánica en toda la ciudad, y aldeas y comunidades de Escuintla y Sacatepéquez. Viatori/Carlos Duarte
Vista interior de una de las viviendas de la aldea El Patrocinio, en San Vicente Pacaya, afectada por la lluvia de ceniza, rocas volcánicas y flujo piroclástico. A pesar del peligro latente que significa el vivir en un volcán en constante erupción, muchas personas originarias de las diversas aldeas asentadas en las faldas de los volcanes como Fuego y Pacaya, afirman no tener otro lugar en donde poder habitar, y regresan a los únicos hogares que conocen. Mismos que deben de limpiar y arreglar de nuevo, con cada nueva erupción. Viatori/Carlos Duarte
Vecinos de la aldea El Patrocinio en San Vicente Pacaya, evacuaron sus viviendas durante la actividad eruptiva del volcán en el año 2010. Eventualmente retornaron a sus viviendas asentadas en las faldas del Pacaya, solo para vivir nuevas amenazas en 2014 y ahora en 2021. La historia se repite siempre, tal como la que ocurrió en el año 1565. Esta erupción fue una de las más grandes del Pacaya; ya que estuvo acompañada de fuertes terremotos; además tuvo flujos piroclásticos que arrasaron con todo a su alrededor. Los daños a la naturaleza fueron muy impresionantes al igual que a los habitantes les debió de haber costado mucho poder salir de esta calamidad. Viatori/Carlos Duarte
Vecinos limpian la ceniza y arena volcánica de sus techos en la aldea El Patrocinio, en las faldas del Pacaya. Durante la erupción del 2010, a Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) declaró una alerta roja para las comunidades cercanas al volcán, y recomendó la evacuación de algunas de ellas. Desde entonces ha tenido dos potentes erupciones: una en 2014, y recientemente en 2021, que ha provocado que flujos de lava se aproximen peligrosamente a las comunidades asentadas en las faldas del volcán, y que es afectada cada vez que este tiene actividad. Viatori/Carlos Duarte