Hasta hace unos seis años, El Paredón era un lugar desconocido, de difícil acceso y solo los más aventureros se animaban a pasar horas de recorrido para disfrutar de sus playas semivírgenes, algún paseo por el canal de Chiquimulilla. Hoy, gracias a estos primeros exploradores, el trabajo comunitario y la colaboración entre comunidad y empresarios lo han convertido en uno de los destinos más atractivos del Pacífico.