Andrea Marroquín: «el mundo está muy afectado por la contaminación»

Historia por: Jorge Rodríguez Vie 23, Nov 2018

Andrea Marroquín tiene 23 años de edad. Es la primera mujer de su comunidad, Las Lisas, en dedicarse a ser guía turística en tours de avistamientos de cetáceos (ballenas y delfines) en la costa del Pacífico de Guatemala.

El cambio climático ha provocado que las temporadas de pesca se vean reducidas. También la cantidad de peces ha disminuido considerablemente. «Hace muchos años en la zona donde vivo había un pez al que llamamos liseta (Liza) y que solía saltar a los cayucos de los pescadores. Por ellos se le nombró a la aldea Las Lisas», cuenta Andrea. «Pero hoy, décadas después eso ya no sucede y es debido a los efectos del cambio climático«.

Zona protegida

El PNUD apoyó a la comunidad de Las Lisas. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

Recientemente un proyecto liderado por diferentes instituciones nacionales, locales e internacionales iniciaron el proceso para declarar a Las Lisas como área protegida. Esto debido a que es hogar de diferentes especies de mangle, así como zona de desove y anidación de tortugas marinas.

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«Nosotros esperamos que esto nos permita recuperar la vida silvestre de nuestra zona. El avistamiento de cetáceos forma parte de ello y así poder realizar otras actividades que no dañen la vida del mar. Lo que hace Andrea es una muestra del cambio en las sociedades modernas. «Hay una sola mujer que se dedica a la pesca y yo a los recorridos turísticos. Es importante que nos involucremos más», dice.

Futura bióloga

andrea marroquín

Andrea junto a su padre, Óscar Marroquín, quien le ayudó a aprender a ver cetáceos en el Pacífico guatemalteco. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

La necesidad ha hecho que las mujeres tengan que involucrarse más en tareas que, históricamente, eran exclusivas de los hombres. Pero Andrea se siente mucho más cómoda dando los recorridos. «Mi papá me involucró en su empresa turística y es algo que me gusta. Ahora también está ayudando a mi hermana a aprender a bucear pero yo prefiero ver a la vida en el mar. Es un mundo totalmente diferente a lo que se ve en tierra firme», cuenta.

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La belleza de la vida marina en Guatemala

Y es este amor por la vida marina lo que la inspira a convertirse en una bióloga. «Cuando era niña nos visitó una famosa bióloga guatemalteca, que fue quien enseñó al pueblo a cómo detectar la presencia de ballenas. En el futuro me veo como ella, para poder ayudar a mejorar la vida de los delfines, las ballenas y todo lo que viven el mar», finaliza.

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