Las tortugas marinas, la libertad, la buena suerte y la longevidad

Historia por: Jorge Rodríguez Fotografía por: Daniel Torobekov/Pexels Lun 16, Jun 2025

En el inicio del tiempo, cuando el cielo aún aprendía a brillar, el Sol y la Luna se perdieron en la oscuridad. Ambos se sentían desorientados y las dudas los invadían. El baile cósmico corría peligro y la Tierra temblaba de miedo. Pero, desde sus adentros, una tortuga surgió desde las profundidades del oscuro océano.

Al salir por completo, su caparazón mostraba trece grandes círculos que representa a los 13 cielos del calendario sagrado (Tzolk’in). También se veían 28 placas menores, que simbolizan los días del ciclo lunar. “Yo puedo ayudarlos”, les dijo al Sol y a la Luna.

Decidida a proteger el equilibrio celestial, la tortuga acogió a los astros dentro de su caparazón, en donde pudieron completar sus ciclos sin correr ningún peligro. Cuando el caos universal encontró su camino hacia el orden, el Sol volvió a brillar, mientras que la Luna comenzó a danzar serena en el cielo.

Desde entonces, la tortuga se convirtió en un símbolo de libertad, buena suerte y, por sobre todas las cosas, en protectora del tiempo y la armonía celestial.

En los códices y registros antiguos, la tortuga no solo permitió que el Sol y la Luna no fueran destruidos por el cataclismo cósmico, sino que también ayudó a la resurreción del maíz desde las profundidades de la Tierra.

Zoomorfo P, llamado La Gran Tortuga por el explorador estadounidense Maudslay. Foto: El Instituto Arqueológico de América

La Gran Tortuga

En 1909, el Instituto Arqueológico de América decidió financiar tres temporadas de trabajo de campo a cargo de Edgar Hewett, director de la Escuela de Arqueología Americana, para aprender más acerca del recientemente descubierto sitio arqueológico Quiriguá, en el Caribe guatemalteco. Las investigaciones se desarrollaron entre 1910 y 1914. Durante ese período, Hewett realizó labores de limpieza en varios monumentos y cortó árboles para despejar algunas estructuras.

Entonces, el arqueólogo se encontró con una enorme escultura en la que se muestra a un reptil cuyas fauces abiertas contienen la figura del gobernante Chan Tiliw Yopaat, sentado con las piernas cruzadas. Este gobernó entre los años 785 y 800 d. C.  Fue dedicado en el año 795 a una figura llamada «Cielo Xul». En uno de sus lados aparece representado sentado con las piernas cruzadas dentro de las fauces de lo que algunos estudiosos describen como un cocodrilo o monstruo híbrido relacionado con montañas. Otros lo interpretan como la entrada al inframundo maya, Xibalbá.

Según estudios, el texto jeroglífico del monumento menciona la fundación de Quiriguá bajo la autoridad del rey de Copán. Se hallaron restos de pigmento rojo, lo que indica que pudo estar originalmente pintado. El monumento, conocido como Zoomorfo P, pesa aproximadamente 20 toneladas. El explorador Maudslay lo denominó “La Gran Tortuga”.

Representación del mito maya del dios del maíz emergiendo de una tortuga. Proviene de la iconografía del período Clásico maya y aparece en vasijas, códices y estelas.

En otro sitio arqueológico, Chichen Itza, la tortuga es la insignia de los cuatro Bacabob, deidades masculinas asociadas con los puntos cardinales y la creación del mundo. La caparazón representa la redondez de la tierra y en algunas representaciones, su diseño es cuadricular, como los calendarios, para reforzar su vinculo con el tiempo.

Para las tribus nativas americanas, las tortugas son una representación de sanación, sabiduría, espiritualidad, salud, seguridad, longevidad, protección y fertilidad. Algunos creen que la tortuga contribuyó a la creación porque se sumergió en las aguas primigenias para recuperar el lodo y crear la Madre Tierra. Además, su caparazón representa protección y perseverancia.

Pawahtún es la deidad conocida por ser el cargador del cosmos y de la Tierra. A veces se representa como un anciano con caparazón de tortuga que sostiene el cosmos y tiene una relación constante y perenne con la transición y el cambio. Por ello, también se le asocia con los cinco días del Wayeb, o los cinco años de transición en el calendario maya.

Después de 15 años de recorrer las corrientes oceánicas, las tortugas hembras salen del mar, en la misma playa donde nacieron, para poner sus propios huevos. Foto: Jorge Rodríguez/Viatori

Un día para luchar por su supervivencia

Las tortugas marinas son animales milenarios que han existido desde la época de los dinosaurios. A pesar de su resistencia evolutiva, hoy enfrentan múltiples amenazas provocadas por la actividad humana. Existen siete especies de tortugas marinas en el mundo, y todas están en peligro o en estado vulnerable, según criterios internacionales de conservación.

Entre las especies más conocidas se encuentran la tortuga carey, la baule y la verde. La tortuga baule es la más grande, puede alcanzar más de 2 metros de longitud y pesar más de 700 kilos. En contraste, la tortuga parlama es una de las más pequeñas. Aunque habitan todos los océanos, las áreas de anidación son muy específicas, y muchas hembras regresan a la misma playa donde nacieron para poner sus huevos, un fenómeno conocido como fidelidad natal.

Estos reptiles marinos cumplen funciones ecológicas importantes. Por ejemplo, al alimentarse de medusas, las tortugas laúd ayudan a mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos. También favorecen la salud de las playas al esparcir nutrientes cuando excavan para anidar.

Sin embargo, enfrentan amenazas como la captura incidental en pesquerías, la contaminación plástica, la pérdida de hábitat y el cambio climático, que puede alterar la proporción de hembras y machos entre los recién nacidos.

El trabajo de conservación de organizaciones como WWF incluye proteger playas de anidación, reducir las capturas accidentales y promover normativas para el uso responsable de plásticos y la pesca sostenible. El involucramiento de comunidades locales también es clave para el éxito de estas acciones.

Aunque es el 16 de junio de cada año cuando se conmemora el Día Mundial de las Tortugas Marinas para recordar el peligro que corren, es clave reconocer que el riesgo lo enfrentan todos los días del año, ya sea en tierra firme o en alta mar, por lo que hay que hacer conciencia acerca de su protección.

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