Un reciente estudio publicado en la revista Neotropical Biology and Conservation, en el que participaron 15 diferentes científicos de la Universidad de San Carlos de Guatemala y una de la Universidad Estatal de Arizona, ha revelado la sorprendente biodiversidad que alberga la Ciudad de Guatemala. A pesar de ser una metrópolis densamente urbanizada, la capital guatemalteca es hogar de una amplia variedad de especies, destacando la coexistencia entre el desarrollo urbano y la naturaleza.
El artículo, titulado «Contribución al conocimiento de la biodiversidad urbana en Centroamérica: una lista de especies de la Ciudad de Guatemala», que se realizó en el Cinturón Ecológico Metropolitano, presenta un exhaustivo inventario de la fauna y flora presentes en la ciudad. Los investigadores llevaron a cabo un meticuloso trabajo de campo, complementado con la revisión de registros históricos y bases de datos científicas, para compilar una lista que incluye 1688 especies terrestres, clasificadas en 112 familias de invertebrados (463 spp.), 77 familias de vertebrados (348 spp.), 29 familias de hongos (90 spp.) y 132 familias de plantas (787 spp.).
Entre los hallazgos más destacados se encuentra la identificación de varias especies de aves migratorias que utilizan la ciudad como punto de descanso durante sus travesías estacionales. Algunas de estas especies incluyen el mosquero cardenal (Pyrocephalus rubinus), la reinita de Wilson (Cardellina pusilla) y el chipe amarillo (Setophaga petechia). Además, se documentaron mamíferos como el tacuacín (Didelphis marsupialis), el murciélago pescador (Noctilio leporinus) y el murciélago frugívoro (Artibeus jamaicensis), especies que desempeñan roles ecológicos cruciales, como el control de plagas y la polinización.
La serpiente corredora es una de las especies que habitan dentro de los bosques de la Ciudad de Guatemala. Foto: Eli García Padilla/iNaturalist
El estudio también resalta la presencia de reptiles y anfibios adaptados a entornos urbanos. Entre ellos, se encuentran la lagartija espinosa centroamericana (Sceloporus variabilis), la rana sabanera (Leptodactylus melanonotus) y la serpiente corredora (Drymobius margaritiferus), todas especies que habitan en parques, jardines y áreas verdes. La diversidad de insectos, incluyendo polinizadores como la abeja sin aguijón (Trigona fulviventris) y mariposas como la mariposa monarca (Danaus plexippus), subraya la importancia de estas áreas urbanas para mantener los servicios ecosistémicos esenciales.
Los autores enfatizan que este inventario no solo enriquece el conocimiento científico sobre la biodiversidad urbana en Centroamérica, sino que también tiene implicaciones prácticas para la conservación. La información recopilada puede servir como base para el diseño de políticas públicas orientadas a la protección de estas especies y sus hábitats, promoviendo una convivencia armónica entre la urbanización y la naturaleza.
Además, el estudio destaca la necesidad de involucrar a la comunidad en iniciativas de conservación urbana. La educación ambiental y la participación ciudadana son fundamentales para fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia la biodiversidad local. Programas de ciencia ciudadana, donde los habitantes contribuyen al monitoreo de especies, pueden ser herramientas efectivas para este fin.
En Guatemala existen varias iniciativas de investigación relacionadas con la biodiversidad del país, pero que se conocen poco a nivel del público en general. Foto: Jorge Rodriguez/Viatori
Sin embargo, los investigadores advierten sobre las amenazas que enfrenta la biodiversidad urbana en la Ciudad de Guatemala. La expansión descontrolada, la contaminación y la pérdida de áreas verdes ponen en riesgo a numerosas especies. Por ello, se hace un llamado a las autoridades y a la sociedad en general para implementar medidas de planificación urbana sostenible que integren la conservación de la naturaleza como un componente clave.
Este estudio pone de manifiesto que, incluso en entornos altamente urbanizados, es posible encontrar una rica biodiversidad. La Ciudad de Guatemala se erige como un ejemplo de cómo la naturaleza y la urbanización pueden coexistir, siempre y cuando se adopten prácticas responsables y se valore la importancia de los ecosistemas urbanos para el bienestar humano y ambiental.