En 2020, Raúl Maldonado, un rapero guatemalteco de 19 años conocido como MC Cíclope, impuso una marca mundial al rapear durante 27 horas seguidas, rompiendo el anterior récord impuesto por un cantante argentino. El hito musical fue publicado por el medio peruano La República en el que se resaltó, no solo su capacidad de concentración para improvisar durante tanto tiempo seguido, sino la razón por la que lo hizo. “Es hacer rap por el lago”.
Cíclope colabora con la la organización Voluntarios Agua Limpia Ya Tolimán, una agrupación que basa sus esfuerzos por dar a conocer el estado de conservación del lago de Atitlán y el peligro que los cerca de 400 mil habitantes indígenas que habitan su cuenca, corren en cuanto a la salud pública y el bienestar comunitario. “Cada año, miles de turistas vienen a ver el lago. Desafortunadamente, solo ven la belleza de eso, pero no tienen ni idea de lo que realmente está pasando aquí… ¡el lago está en crisis!”, dijo.
En 2009, en el lago se detectó la aparición de una cianobacteria, producto del vertido de químicos tóxicos utilizados en la agricultura y de una pobre cultura de tratamiento de aguas. La consecuencia de no haber planteado e implementado soluciones viables para esta problemática, es que, según UNICEF, para 2022, la tasa crónica de desnutrición en el departamento de Sololá, incluyendo las comunidades alrededor de Atitlán, era de más del 66%, muy por encima de la tasa nacional de 47%. “Esta situación, se debe a que constantemente sufren de diarrea por el agua contaminada, entre otros factores, situación que limita su crecimiento y afecta su desarrollo”.
Con la problemática en evidente aumento, Cíclope se ofreció como voluntario para visitar las escuelas locales y alentar a la niñez y juventud para que se informen más acerca de la situación actual del lago. “¿Cuántos niños más deben enfermarse antes de que el gobierno y las personas decidan actuar?”, se pregunta frustradamente.
Al inicio de la pandemia, hace cinco años, Cíclope decidió difundir su mensaje mediante el reto de romper un récord para el rap en español: superar las 26 horas ininterrumpidas logrado en 2016 por el mc argentino Biz. Durante el evento «Hasta la última gota», el rapero guatemalteco interactuó con seguidores y abordó la contaminación del lago Atitlán durante 27 horas seguidas.
“Romper el récord fue una de las experiencias más duras de mi vida y no podría estar más orgulloso! Mi cuerpo produjo tanta adrenalina para mantenerme en marcha que tardé dos meses en recuperarme”, dijo.
Además de este esfuerzo, un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona, Estados Unidos y del Centro de Estudios sobre Deterioro Sensorial, Envejecimiento y Metabolismo (CeSSIAM), se interesaron por determinar si la contaminación del lago podría haberse convertido en un elemento más que propicia el bajo desarrollo infantil en esta región de Sololá.
El recientemente publicado estudio Exposición a metales tóxicos a través de la leche materna y retraso del crecimiento en bebés que viven en la cuenca del lago Atitlán, Guatemala se enfocó en la población indígena del lago de Atitlán y recolectó muestras de leche materna de 80 mujeres en cuatro comunidades del lago —San Juan La Laguna, San Pedro La Laguna, Panajachel y Santiago Atitlán—, para determinar las concentraciones de arsénico, bario, berilio y plomo que estas mujeres pudieran tener y su impacto en la salud materno-infantil.
Las pruebas realizadas en 2022 mostraron que el nivel de estos metales tóxicos en la leche materna de las mujeres testeadas, es mayor al que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda para la salud humana. Lo mismo ocurre con las muestras de agua recolectadas del lago.
“Las asociaciones significativas entre las concentraciones de arsénico, bario, berilio y plomo y el índice de retraso del crecimiento justifican una evaluación exhaustiva del posible papel de los metaloides tóxicos en el desarrollo infantil”, dice el estudio.
Raúl Maldonado, conocido como mc Cíclope, es un músico guatemalteco que lucha por hacer conciencia acerca del estado de salud del lago de Atitlán. Foto: UNICEF/UN0597411/Willocq
El Lago de Atitlán se formó hace aproximadamente 84,000 años como resultado de una de las más grandes registradas en Mesoamérica. El desaparecido volcán Los Chocoyos explotó y provocó el colapso de una gran cámara magmática, lo que dio origen a una caldera volcánica: una gran depresión en la tierra que, con el tiempo, se llenó de agua y formó el lago.
El suelo de origen volcánico suele tener altas concentraciones naturales de arsénico, que luego se van erosionando con las corrientes de ríos y lagos, y que se libera en los cuerpos de agua. El Lago de Nicaragua, por ejemplo, con un origen volcánico similar al de Atitlán, presenta niveles de arsénico inferiores a 0.99 µg/L, según estudios realizados por el CIRA/UNAN-Managua. Estos niveles están por debajo del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable, que es de 10 µg/L.
Atitlán, por el contrario, presenta niveles superiores a ese parámetro sugerido por la OMS. La exposición a metales y metaloides tóxicos durante la primera infancia tiene efectos perjudiciales en el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo, incluso en el útero.
Según cita el estudio, Guatemala tiene la prevalencia más alta de retraso del crecimiento infantil en las Américas y la sexta más alta a nivel internacional. El retraso del crecimiento infantil se define como un crecimiento inadecuado con una estatura inferior a dos desviaciones estándar de la mediana de los estándares de crecimiento infantil de la OMS. Ocurre principalmente durante los primeros 1000 días de vida (desde la concepción), un período crítico para el crecimiento y desarrollo humano óptimos. Los principales factores que contribuyen al retraso del crecimiento infantil son la mala salud materna y el acceso insuficiente a una nutrición de calidad, factores vinculados a la pobreza.
Los metales y metaloides tóxicos, como el arsénico y el plomo presentes en el lago Atitlán, interfieren con numerosos procesos biológicos y afectan la salud. La exposición a ellos se asocia con un crecimiento fetal reducido y efectos en el desarrollo infantil especialmente en las primeras etapas, como los períodos prenatal y de la infancia.
Estas concentraciones naturales se agravan debido a que la problemática de liberación de residuos en el lago no se ha atacado correctamente.
El agua del lago de Atitlán registró una concentración de arsénico, plomo y otros metales tóxicos más elevada de lo recomendado por OPS. Foto: ChatGPT
Como bien reconoce Cíclope, Atitlán es uno de los puntos turísticos más reclamados por visitantes nacionales e internacionales en Guatemala. Según el Instituto Guatemalteco de Turismo, en 2024 la visitas a Atitlán representaron el 8% de las poco más de 3 millones de visitas que el país registró durante ese año.
A pesar de todo el dinero e interés que la región mueve, sigue siendo la falta de fondos la razón que las autoridades locales esgrimen para la no implementación de plantas de tratamiento y la regulación del uso de pesticidas agrícolas en las diferentes comunidades del lago. La recolección de residuos es un ejemplo de ello. En 2018, San Juan La Laguna invertía Q90 mil mensuales para la recolección de residuos, pero apenas recaudaba entre Q5 mil y Q10 mil por la prestación de ese servicio, apenas el 10% de la inversión. Por el otro lado, el mantenimiento operativo de las plantas de tratamiento de aguas, es muy costoso sin el apoyo del Gobierno central.
“Es posible salvar el lago y su gente. Es solo una cuestión de voluntad. Todavía nos queda un largo camino por recorrer ya que la mayoría parecen hacer oídos sordos a nuestra causa”, se lamentó Cíclope, quien además de colaborar con la organización Amigos del Lago, también es parte de U-Report Guatemala, una plataforma digital de UNICEF donde jóvenes y adolescentes pueden expresarse acerca de los problemas que les preocupan, alzar su voz, sean escuchados y ejerzan sus derechos para cambiar y mejorar sus vidas y el mundo entero.
El objetivo de este músico guatemalteco de 24 años de edad, es el de aprovechar el arte para hacer conciencia acerca de los peligros que la mala gestión ambiental y las consecuencias del cambio climático tienen en la salud de las personas. “Quiero cambiar la conciencia con mis habilidades y mi música. El cambio climático me está afectando mucho, y me pregunto ¿cuándo entenderán las personas que los recursos son limitados y que debemos proteger nuestro futuro por todos los medios?”, dijo.