El comercio ilícito de aves silvestres, en particular de guacamayas rojas y loros de nuca amarilla, ha puesto a muchas especies nativas de Psitácidos en riesgo de extinción.
En Centroamérica, durante siglos los loros de la familia Psittacidae de Centroamérica siempre fueron considerados excelentes mascotas por su color, su capacidad para hablar o su fácil adaptación a la vida doméstica. Con el paso de los siglos, esta afinidad por este grupo de aves se ha convertido en un lucrativo comercio ilícito, en particular de guacamayas rojas y loros de nuca amarilla. Para empeorar las cosas, cuando estas especies son transportadas desde la zona donde son robadas hasta los lugares de venta, aproximadamente el 80 por ciento muere debido a las condiciones en las que son transportadas según Fernando Martínez, director de ARCAS Guatemala.
Los Psitácidos, nombre con el que se le conoce a esta familia, se ven amenazados por la pérdida de hábitat, debido principalmente a la tala ilegal de bosques, el crecimiento de la frontera agrícola y la densidad de población urbana, lo que ha provocado la pérdida de casi un 90 por ciento de sus poblaciones. En el caso de las guacamayas rojas, quedan aproximadamente 1.000, según WCS Guatemala. Para los loros de nuca amarilla, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declaró la especie en peligro crítico después de que su número se redujera alarmantemente en 2020.
En la naturaleza, los loros buscan árboles o palmeras altas y aislados para anidar. Su dieta se compone de frutas, nueces y semillas, lo que significa que su hábitat debe satisfacer sus necesidades nutricionales. Como resultado, son fuertes voladores y viajan largas distancias en busca de alimento. Esto les permite desempeñar el papel crucial de dispersores de semillas, contribuyendo a la regeneración de varias especies de árboles.
A pesar de que están al borde de la extinción, hay esperanza. Actualmente, varias organizaciones de la región están trabajando para proteger y conservar ambas especies. A través de esfuerzos comunitarios, que incluyen la protección del bienestar de los animales y programas de educación ambiental que enseñan a los lugareños sobre la importancia de preservar las especies para la salud del bosque, estas instituciones están luchando contra su extinción.
Loro Parque Fundación, con sede en Tenerife, España, opera en Centroamérica desde 1994 y ha invertido cerca de un millón de dólares para conservar especies de loros. “A través de la investigación, las comunidades locales participan en encuestas y la educación ambiental juega un papel vital en nuestros proyectos. Muchos de los niños que recibieron nuestra capacitación durante los últimos 20 años ahora participan activamente como profesionales en nuestros proyectos de campo”, dijo Rafael Zamora, Director de la organización.
Norlan Zambrana, vicepresidente de la Cooperativa Biometepe que opera en la isla de Ometepe en Nicaragua, dijo que una vez que vio que había potencial comenzaron a organizarse para educar “a los miembros de la comunidad, específicamente a los cazadores furtivos de la especie, para enseñarles que no era apropiado estar saqueando los nidos. Les hacemos saber que robar los huevos es contraproducente para la conservación de la especie”, afirmó. Ahora, Biometepe brinda apoyo para proteger los aproximadamente 100 nidos activos en cada una de las seis comunidades de la isla.
Biometepe visita a miembros de la comunidad y propiedades donde la especie anida. “Nuestra operación consta de tres fases; Primero, identificamos el nido y subimos a los árboles para ver si está activo. Luego hablamos con el dueño de la propiedad y acordamos que si acepta proteger el nido, le damos un pequeño incentivo. Por ejemplo, si su finca necesita cercar un área u otro material para su propiedad, les damos el material como incentivo”, dijo Zambrana.
Sin embargo, debido a la pandemia, Nicaragua tiene dificultades para encontrar oportunidades de empleo y la gente saquea y vende loros. “Estos dan ganancias económicas a las familias en dificultades, por lo que estamos trabajando en intensificar nuestros esfuerzos de concientización y programas de educación ambiental para promover la conservación de esta especie”.
Durante el año 2019, WCS en coordinación con las Direcciones Regionales del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) realizaron patrullajes en el Caribe y Pacífico de Guatemala, identificando rutas de tráfico ilegal de vida silvestre. También se realizaron detenciones e incautaciones de especímenes de vida silvestre. Se ha implementado la metodología SMART (por sus siglas en inglés), para estandarizar la información recabada durante los patrullajes realizados, se ha desarrollado una importante coordinación con entidades como: INAB, DIPESCA, DIPRONA, MP, MINDEF, CECON, FJA, entre otros.
Actualmente se realiza un esfuerzo conjunto entre instituciones como WCS, CONAP, INAB, DIPRONA, MINDEF, ARCAS, FJAP, FDN, MP para elaborar e implementar un Plan de Acción para el Control del Tráfico de Vida Silvestre en Petén, Guatemala. En 2022 se instalaron diez nidos artificiales como parte de un programa piloto para compensar la pérdida de hábitat de la especie y sitios de anidación.
En Costa Rica, Macaw Recovery Network capacitó recientemente a siete mujeres en las áreas de restauración de hábitat, educación ambiental y monitoreo de las guacamayas rojas y otras especies silvestres. El “Programa Mujeres Guardabosques” comenzó como una iniciativa para empoderar a las mujeres locales que perdieron sus empleos debido al COVID-19. “Actualmente están trabajando en la construcción de un vivero de árboles en su ciudad natal, lo que podría generar una conversación con sus vecinos sobre la importancia de restaurar el hábitat”, dijo Carey Wentz, gerente de comunicaciones de Macaw Recovery Network.
Como las guacamayas son dispersoras de semillas, “por protegerlos y restaurar sus poblaciones, pueden contribuir al crecimiento de las plantas en su hábitat”, añadió Wentz. Es por eso que Macaw Recovery Network muestra “a las comunidades locales la belleza de estas aves nativas de sus tierras y les muestra lo que se perderían si se extinguieran. La protección de una especie muchas veces acaba protegiendo a otras en su hábitat. Todo está conectado”.
La lucha contra el tráfico ilegal y la protección de los ecosistemas es costosa y los gobiernos de la región en general, carecen de interés para asignarle recursos económicos. Con eso en mente, en 2020, un grupo de conservacionistas e investigadores centroamericanos idearon la creación de una entidad que ayudaría a unir esfuerzos regionales y crear un espacio transfronterizo en el que se comparten experiencias, inquietudes y oportunidades.
“Buscamos centralizar esfuerzos, ya que en diferentes países hay diferentes iniciativas, en diferentes contextos, que pueden ser de gran utilidad para quienes protegen a Psittacidae”, dijo Martín Lezama, director de Loros Sin Fronteras, red encargada de difundir información educativa sobre loros y guacamayas endémicas de la región, con miembros de México, países de Centroamérica, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. “Buscamos aliarnos con organizaciones de Panamá y Guyanas”, agregó Lezama.
De hecho, el trabajo transfronterizo es la ruta más eficaz para combatir las amenazas que enfrentan las especies de vida silvestre. Según un informe publicado por la WCS en 2018 sobre lecciones aprendidas, el fortalecimiento del liderazgo comunitario y la creación e implementación de políticas transnacionales e interinstitucionales son cruciales para revertir la realidad actual. “La sociedad civil debe liderar los esfuerzos para combatir el tráfico ilegal de vida silvestre cuando el compromiso y/o capacidad del gobierno es bajo”, concluyó la entidad ambiental.