En la década de los 90’s el recién creado Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), dio en concesión forestal, durante 25 años, unas 500 mil hectáreas (ha) de bosque tropical a 13 comunidades de Petén para el manejo y explotación sustentable de los recursos naturales.
En noviembre de 2015 la organización internacional Rainforest Alliance resaltó este modelo como “la mejor práctica a nivel mundial para la gestión de bosques tropicales”. De acuerdo con autoridades del CONAP, la Reserva de la Biosfera Maya (RBM), en donde se encuentran importantes sitios arqueológicos y turísticos como Tikal y El Mirador, entre otros, es una extensión de unos 2,2 millones de ha, de las que un 22% fue entregado en concesión.
Carmelita, una comunidad de 300 habitantes ubicada en el municipio de San Andrés, Petén, es una de las beneficiadas con este modelo de concesión forestal. Para conseguir un mejor rendimiento, fundaron la Cooperativa Carmelita R.L., con lo que se han inmerso en actividades de aprovechamiento de recursos maderables, cosecha y exportación de xate, carpintería y construcción y turismo comunitario.
Gracias a la concesión forestal, por medio de la cooperativa, han construido un centro de salud dentro de la comunidad, brindan asistencia a los pobladores de la tercera edad así como becas para los estudiantes destacados. Además han conseguido posicionarse como uno de los productores de maderas finas más importantes del norte del país.
“El 88% de la caoba y el cedro que exporta el país proviene de las zonas en concesión”, refiere un comunicado de CONAP emitido en 2015.
A pesar de ser un modelo exitoso que ya cuenta con el reconocimiento internacional, aún existen grandes riesgos para el bosque y las comunidades que lo protegen y viven de él. De acuerdo con Eddie Godínez, ingeniero forestal que trabaja en Carmelita, uno de los mayores riesgos es que el Estado no renueve el tiempo de concesión.
“Con eso se perdería todo lo que se ha logrado hasta la fecha. De igual forma hay otros riesgos que se mantienen latentes, como el narcotráfico, la tala ilegal y la extracción petrolera”, mencionó Godínez.
De las 13 comunidades que iniciaron, tres de ellas cayeron en las presiones de otros sectores interesados y vendieron sus propiedades, las que fueron taladas, perdiendo grandes extensiones de tierra.
A pesar de los desafíos, Rainforest Alliance alaba el modelo y piensa llevarlo a otros países de América Latina como México y Honduras, entre otros.
“Son el mejor modelo a nivel mesoamericano que combina el desarrollo social y económico, garantizando la sostenibilidad del bosque y de las comunidades a largo plazo”, dijo José Ramón Carrera, director para América Latina de la referida organización.
El Centro Internacional de Investigación Forestal (CIFOR por sus siglas en inglés) emitió un reporte en el que respalda el modelo de Concesiones Forestales al norte de Guatemala.
El informe fue presentado el pasado 26 de marzo, en una reunión sostenida en la sede del Banco Mundial, en Washington DC, Estados Unidos. Una de las principales conclusiones que se obtuvieron durante la investigación realizada por CIFOR es la «relación positiva entre el progreso socioeconómico y la conservación de las áreas bajo concesión».
Esto significa que se encontraron resultados positivos entre la generación de ingresos, inversiones, ahorros, capitalización de empresas comunitarias y la creación de activos a nivel de hogares y empresas y las tasas de deforestación cercanas a cero en concesiones comunitarias activas.
“Las comunidades son los mejores administradores de los bosques naturales amenazados, incluso en lugares donde la corrupción está muy extendida y las presiones para cambiar el uso de los bosques son altas», mencionó Benjamin Hodgdon, investigador independiente y co-autor del reporte.
El informe liderado por la Bioversity International contó con el apoyo del Proyecto Clima, Naturaleza y Comunidades en Guatemala (CNCG) de USAID y el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), en estrecha colaboración con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP) y otras organizaciones locales.